viernes, 14 de diciembre de 2007

Mujer


Útero

Hoy te conocí.
En tu naturaleza está la falta, el hueco. Eres un espacio vacío, lo que vendría siendo, un montón de posibilidades.
Un lugar diseñado, si tal cosa fuese posible, para albergar, cuidar, cobijar. Nada de eso, ¿cobijar? Es naturaleza y nada más.
¿Qué sería de la naturaleza sin nuestro lenguaje? Pues eso, naturaleza y ya.

En este caso, esa mancha negra que muestra el ecosonograma, ya sea por los medios o por la vasta imaginación, la mancha parecía un hueco, un lugar que quizá algún día sería refugio de alguien.

Hoy conocí la entraña de la mujer. Encontré eso de lo que todos hablan, yo me escondo y finalmente se revela.

Vacío, tantos huecos en el cuerpo, si no son suficientes entonces perforamos, oreja, ceja, lengua, labio, todo perforamos, siempre esperando mas hueco, buscando algo que lo llene; y así encuentro ese placer, la fantasía de lo inquebrantable. Lo completo.

Hombres y mujeres huecas, juntas vamos, buscando regresar al agujero principal.

El lenguaje.

La primera letra


Resulta complicada.
Se traba, no quiere emerger, pero al final de cuentas, conforme el tecleo aumenta ella sale a flote, busca tus mirada y resuena en esa voz que es tan tuya y tan ajena como lo imperturbable.

Y decir que llega la letra no significa que llegue la palabra.
Espero esa palabra, la palabra que acompañe y forme la idea, que convenza al silencio de fugarse por un rato.

Por eso he titulado lo primero como la letra, conforme el tiempo, espero, apretando los ojos, llegue al fin la palabra.