martes, 25 de noviembre de 2008

En cuaresma

Helo aquí, se presenta con otra cara, con otro cuerpo, es al final de cuentas eso que no tengo.
Y se sostiene en el silencio, en la distancia, en la suculenta posibilidad. Se baña en ella, tiene todos los olores que recuerdo, tiene todas las espinas que aún no saboreo.
Una mirada partida en dos, a través de unos minúsculos ratones explota sin voz.
Y es eso que tú fuiste alguna vez, es eso que se perdió en el camino, es todos los nombres y ninguno.
Porque hasta el momento no ha sido bautizado, es un extraño con cara de conocido, un lienzo listo para ser embrutecido, para que lo corrompa y lo llene de toda la mierda que traigo dentro.
Y aquí estoy, lista, ansiosa de escupir todo lo que no puedo decirme en silencio, porque entonces tu serás el eco, porque entonces te montaré en el pedestal que tengo bien guardado, por donde todos han desfilado.
La habitación está sola, lo sé, pero me ahogo con los humores, son asquerosos, todas las gotas que quedaron en el piso, me las tragué una a una, la sal de las bestias, esas que juegan con mis cabellos, esas que se creen dueñas de mis párpados.
Ninguna.
Y escribo viendo mis uñas, porque ellas saben clavarse bien en las pieles, porque juntas haremos un vestido de toda la carne que ha sido arrebatada, porque se vestirán de gala para nuestra noche, esa que no llegará en un par de años.
Cuando descubras ese hueco y veas tú cara, la del otro, cuando te bañes en mis promesas.
No habrá tonos, danzaré en do menor, y si gustas puedes quedarte quieto, si te mueves arruinarás todo, porque la lengua se ha cortado, porque mis dientes son ahora un collar de la vieja bruja que me dio a probar.
He comenzado a escribir sin marearme, porque no hay luz más nefasta que la de está máquina, y soy un parásito que no se atreve a teclear con fuerza, porque sé que cuando Olivetti llegue no podré dar flecha atrás y entonces si, las palabras serán paridas como la sangre que se derrama día a día por nuestras cañerías, todos los hijos que pudimos tener juntos, todas los escuálidos filhos da puta que seguro morderían nuestros hombros, todos los bastardos que echamos a las supuestas aguas negras, con tanta jodida sangre son rojas, y apestan a escoria, la inmundicia humana tragándose la tierra, penetrando el mar.
No, nada de eso me importa, nada de eso me toca.
Ese es justo el filamento que no alcanzas a ver, el que me recorre de cabeza a rodilla, el que se escurre por mi pantorrilla.
Nada, absolutamente nada tiene nombre, el espacio vacío dónde te postras por dos semanas es eso, un espacio y ya.
No eres, no pesas, no sabes, no hueles.
El olor de tu carne es lo único que me importa, y así te morderé y entonces serás.
Eres ahí justo, debajo de esa piel tan estorbosa.
Y yo podré saborearte como eso, un pedazo de hombre, que se escurre por mi garganta, que enrojece mis ojos al masticar, porque eres ácido como tus restos, porque aún dentro, eres tan insignificante que te podré vomitar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

15 de marzo


No, aún mejor.... Domingo.
Hay cosas que simplemente te alegran la vida.

mis amigos jonny y tommy

Si...hoy comenzó la histeria colectiva...y lo digo del modo más antitécnico y vulgar que puedo.

Si no los veo arrancaré cabezas! jajajaja y me pondré a escuchar música en ellas....les abriré las bocas y meteré cassettes, si porque así deben de ser los radios para que la cinta de vueltas por sus ojos y por sus orejas escucharé :

Ambition makes you look pretty uglyKicking, squealing, gucci little piggy

Y cerraré un poco los ojos para dejar que las cabezas me canten.

16 de marzo puede llegar a ser un gran día.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Visitas

Hoy me encontré con esas cosas que solíamos llamar casualidad, las voces que incendiaron nuestras sábanas. Bailé con las mismas sandalias que me calzaste en tu cuello, bailé por toda la cocina esperando que salieras de la estufa, que dejaras de una buena vez tus intentos suicidas y dejaras que yo te matara y luego te trajera a la vida.
Las trompetas salieron de por el patio y yo encantada las seguí a marcha de ganso, no podía verte la cara, por milagro divino te creció el cabello, pasaron no se cuantos años ya.

Ahora mi cara tiene las marcas de todas las carcajadas que embestimos juntos.
Mi ceño lleva todas las mentadas de madre que te aventé por haberte ido así, sin decir “no hay nada que decir”.
Cabello largo como el de entonces, lo peino cada vez menos y el me extraña cada vez más.
He ido a todos los carnavales que me prometiste, no te encontré, no estoy segura si fuiste aquel con el que me perdí en corredor mal oliente, me dijo que donde huele a miados no hay invitados y yo le creí.
¿Te creí?

Debió ser una poción rumana pero ahora tienes larga la mata y hasta puedes hacer una cola con ella, los años te dan lo que a mi me robaron, traidores y enamorados de ti para tenerte así, como un hombre que acaricia el tiempo, nunca lo carga.
Todavía tengo las postales de Italia, las guardé para tu colección, ya están un poco manchadas, el café siempre se corrió.

- Las calles ya no tienen adoquín-

- De asfalto siempre fueron -

- Lo sé…pero extraño el adoquín-



Ahora ya no camino con los pies pegados a la línea amarilla, dejo que se arrastren entre las grietas, porque esta ciudad siempre fue de grietas, jamás adoquín.

Se rompió el cerrojo, al fin entró.

El teatro


Se abre el baúl, manos largas y ásperas se acercan bruscamente para profanarlo, no necesitan delicadeza, conocen bien el camino. Es el primero de ellos el que sacan, el más a la mano, es largo, ojos grandes, ojeras pronunciadas, labios gruesos y cabello alborotado.
La función va a comenzar, tiene algunos imperfectos – no importa, que se cosa solo, ahí tiene la aguja- y el, dócil como es, ejecuta la curación en silencio, conforme comienza a zurcir se retuerce de dolor. Nada más placentero que el hilo atravesando su pelvis, se cose chueco, no alcanza a ver la entrepierna, quiere estallar y solo propina unas tibias lágrimas de aceite, hace varios años que le remendaron la cara.
Cuando por fin ha terminado lo toman por los hilos, es fácil jugar con el – ahora un saludo más y ¡sonrisa!, eso muy bien, ahora levantas la pierna izquierda y haces reverencia, eso despacio-.
Llegan otras manos, más pequeñas y suaves, ordenes tiernas, al final de cuenta son para acatarse.
La función es inagotable, cada que Tchaikovsky aparece tras el telón es momento de seguir danzando y pretendiendo.
No hay niños en esta sala, todo es oscuro y está lleno de adultos mal olientes, llenos de tabaco y sudor, las botellas de vino barato y ácido se reparten como menesteres.
Comienza el apareamiento, cual animales se tiran unos encima de otros. El sigue colgado, no puede moverse, se han olvidado de el, sus ojos no tienen párpados. Testigo fiel.
Todo el sudor, todo el jadeo, muslos ensangrentados se retuercen en hocicos hambrientos de nada, hocicos que se abren para recibir lo que perdieron hace años luz.
Los niños se encuentran bajo el escenario principal, los tienen en jaulas de perro como si fueran unos becerros en espera de medicina, y vaya que sabrán curarlos, ellos son el más puro testigo de la nada que invade sus jadeantes cuerpos.
El aperitivo duró lo suficiente, es momento del plato principal, estar vestido para la ocasión.
Pantalones en los talones y bragas tiradas, la elegancia se da a notar al pasar al comedor de honor.
Se escuchan los quejidos suaves de los infantes despertando del letargo, son insomnes a medio paso, al tiempo que suben los escalones se oyen en la sala los gritos eufóricos de los famélicos comensales.
La petulancia con que se acomodan sobre las butacas es asquerosa, él sigue inmóvil, el hilo comienza a correrse, un par de escalones y comenzará el festín.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Navega, navega.

Hoy me la he pasado de fisgona entre las letras de otra gente. Me llaman la atención las que son al putazo, sin tanta vuelta, me gustan porque yo doy muchas vueltas y a veces no llego a decir nada. Como aquí, que no escribo en primera persona jamás, hasta hace uno o dos. El de hoy por ejemplo. Y lo hago por esas jodidas ganas de escribir aquí como si por arte de magia algo fuese a pasar en el universo y en una hora más que seguramente ya esté bien metida con Morfeo mi vida sea mas entretenida y me crea lo que leo.
Porque es un vicio llevarse por las letras, porque a veces los libros parecen mas vida que lo que hay fuera de mi alcoba. Y ahora ya no sé si estoy mintiendo, o si solo estoy de pinche dramática porque es fin de año y no tendré aguinaldo, porque comenzaron a importarme pendejadas que antes no me importaban. Y ahora resulta que hasta aquí tengo que cuidar las palabras
no vaya a ser-.


Pues es.
Y mi mano izquierda no funciona – no hay pedo, yo soy derecha- derecha nomás para escribir, para lo otro me sale lo siniestra, como a los pobres zurdos que los mataban, que me maten la mano.


-“Yo cargo mi bicicleta, la puedo, siempre la he podido. La canasta, duele, duele mucho”.-

Me gusta vendarme porque nunca me he lastimado, cuando niña me encantaba ponerme vendas viejas y jugar a que estaba lastimada, porque siempre he sido una chillona, porque me gusta jugar a que siento cuando no me llega nada. Porque no estoy triste, no estoy enojada, soy una banca en la plaza, soy aburrida, ni siquiera nefasta.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Se solicitan clientes.

Desde que me acuerdo México ha estado en crisis, desde que me acuerdo soy deudor de una cuenta que nunca pedí. Cuando recuerdo la “terrible” crisis, lo recuerdo en un puñado de adultos preocupados, echando el café con periódico en mano, pidiendo unos chilaquiles, pero eso si – ah que canija está la crisis-.
La realidad de las cosas es que el dicho de mi abuela es verdad pura, es el sostén del pensamiento empírico y ella dice: – Primero comer que ser cristiano-. Muchos dichos ha pasado la abuela, y con el paso del tiempo me refugio cada vez más en ellos, porque entre picardía y un palmillo de sarcasmo, son bien acertados.
Hoy es una de esas noches en que el frío cala y uno siente cada vez más cerca las pastorelas.
Iba por una de las calles del buen Tepic y me encuentro con una luz blanca de oficina, de esas con la que no puedes leer bien porque te marean, y en la esquina un letrero grande que recitaba así: “Se solicitan clientes”.
Negocio nuevo, colonia nueva – al menos eso me imaginé yo, la verdad es que no pude preguntar- y pues si, ¿Por qué no? La “inche” crisis nos hace mas honestos, mas sinceros, al grano pues “Se solicitan hambreados que prefieran comer que ser cristianos”.
Y si el dicho es cierto, hagamos caso a la abuela, y comamos como buenos hermanos.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

No, bien.




Lo conocí una tarde de noviembre, no recuerdo hace cuantos noviembre fue, solo sé que ese se decía el mes. Yo esperaba dejar de contar los coches cuando apareció, me dijo sereno que algo pasaría y que tenía que estar atenta, puse tanta atención que no vi nada.
Al poco tiempo volvió, yo seguía sentada en esa banca esperando que los coches comenzaran a contarme a mi – una muchacha- dirían ellos al pasar, y así sería la “una” de un montón. Esta vez no estaba tan sereno, estaba agitado y sudaba frío – no lo toque, eso fue lo que me dijo-. Lo invité a sentarse, le dije que tenía algo de café todavía para el – sin azúcar que se ensucia- y lo dejé respirar, su manera de respirar era llena de bocanadas redondas, hacía sortijas para que mis dedos las saltaran, o tal vez mis dedos saltaron para encontrar sus argollas.
-Te he dicho que debías estar atenta mujer, te he dicho que debías dejar de contar- Levanté una ceja intentando que alcanzara lo que quedó de mi mollera – Pero si he dejado de contar, he esperado paciente a que algo pase y me puse tan atenta que nada llegó- Rechinó un coche, es como el grito de un neonato gigante, los dos volteamos, los pies volaron, accidentes nada más.
-Comenzaste a contarte, comenzaste a postrarte, de eso no se trataba, pensé que había sido suficientemente claro-. Ahora lo que rechinó fue un grito, se estampó contra un árbol, todo esto era un caso perdido.
Me levanté con la soltura que las damas deben utilizar, le regalé mi última reverencia y caminé.
Ahí venía todo atareado como una locomotora, el motor era lo que le hacía falta, me pidió otro cigarrillo – todos te los he dado- los encontró en su bolsillo y sonrió – vamos, aun quedan un par de cuadras para llegar- algo pasó y mis pies me traicionaron, se congelaron como las fuentes que nos rodeaban, me convertí en piedra y no pude avanzar.
-La quiero ya-. Las cosas deben esperar, -las cosas esperan, pero yo ¡que va!-.
Comienza la sinfónica, se apaga el sol y vamos como en laberinto, no sé si me persigue o yo lo sigo a él. Abre su bolsillo, dice que ahí está lo prometido.
Un cuarteto de cuerdas con patas nos persiguen, no puedo correr porque la risa me dobla, me duele la cara, me duele la barriga, no puedo parar de reír, el se convirtió de pronto en una chimenea con ruedas, y las cuerdas lo persiguen a el, y sus ruedas me siguen a mi y yo solo me enredo entre los árboles, me elevo, llego hasta la cumbre.
De nuevo la banca, el café ya está frío, es tiempo de comenzarlo a beber.
-No, bien veré-. Así lo susurró y se esfumó.

martes, 4 de noviembre de 2008

A tu salud.


Esta noche se levantan las copas de mis sirenas brindando por todas tus muertes.
La primera que conociste cuando tragaste la tierra de entre mis uñas, la segunda cuando bebiste los orines de tus lagos, la tercera cuando compraste el silencio de los sordos, y la última cuando cerraste los ojos para abrir las piernas. Porque tu no te vendes, porque tu te sostienes, porque eres grande como una guerrera, porque eres tan puta como la lengua que dejaste profanar. Porque te construiste a base de sangre y canjeaste tus dioses por su Dios. Y así cuando te nombraste se derrumbaron también tus cadenas, cuando cambiaste chozas por castillos, cuando dejaste frijoles por salmón, cuando pensaste que una barra de pan era mas elegante que tus buenas tortillas, cuando su sangre te hizo lo que el viento a Juárez, y entonces conociste el poder del tintineo y fue ahí cuando aprendiste el inglés, el alemán, el francés, así de fácil se te olvido la emplumada así de fácil te hiciste un souvenir.
Y solo en otras tierras te interesan tus colores, cuando arremeten contra ti como cucaracha gritas como águila porque entonces si tienes patria, porque entonces si te sabe la historia, porque es ahí cuando recuerdas toda la mierda que has dejado pasar para progresar, para crecer, para ser, para ganar, para llegar, para poder, para parar de pensar y hacer hasta llenar.
Es ahí cuando tomas su mano y aprisionas la mía y ahí vamos todos en cadenita a amarrarnos a la reina capital, y que dios salve a la reina más vieja de todas, a tu reina corrupción a tu emperatriz de la mentira. Y nosotros nos quejamos y nosotros protestamos, no, nosotros no hacemos nada, porque unos cuantos imbéciles nos dicen que tenemos corazón, que le echamos ganas, que juntos podemos, que por amor a nuestros hijos todo es posible.
Pues no, claro está que el amor no ha resuelto todo, claro está que los que mas le echan ganas no son los que se salvan, si no acompáñame a la penal, vamos a pasear por el civil, métete a la selva conmigo, y dime si con ganas y con amor se vive en tu jodida sociedad y dime si con publicidad y mala actuación me trago tu verdad.
La diosa televisión te vende su salvación y comienza a rimar a ver si así te puedes tirar, porque no soy más valiente que tu, porque me escudo en quejas para decirte que esta noche quisiera apagar el mundo un segundo y encender la pasión, porque todo comienza con un sueño y eso no se anuncia ni por radio, ni por nada con “sión”.
Puede que yo no sea más que tu propio eco, y ojala que cuando nos topemos retumbemos hasta lo más profundo de la tierra, para despertarla, para amarla como se ama lo que se está por quebrantar.