miércoles, 31 de diciembre de 2008

Buenos días.

Quisquillosa.

Quizá lo sea ¿y cómo no serlo ante seres tan fétidos y desagradables?
Las torpes y obscenas miradas con hocicos abiertos de par en par exhalando el asqueroso vaho de toda la carne que tragan a través de sus miserables años.
¿Por qué carajos tengo yo que soportarlo? Si tan solo tuviera la habilidad de decir todo lo que pienso sería la mujer más feliz sobre la tierra.
No, no lo sería.
Ciega, aún no, pero parece que lo soy. Cada que te presentas arranco los ojos y los tiro por la alcantarilla, que se vayan, no seré testigo de catadura.
Cada vez que desparramas tus nalgas sobre mi silla y muestras tú flácida piel algo se despierta en mí. Algo que tiene por manos un par de garras y que no piensa, solo mata.
Preguntas imbéciles de las que tienes respuesta ya.
¿Por qué me las dices? No preguntas de verdad ¿Alguien lo hace? ¿Soy capaz yo en este instante? Es que acaso cuesta tanto entender que no me interesa escucharte, que me importa un bledo las grandes verdades que encuentras cada mañana.
Soberbia, bendito pecado. Ya no, solía serlo, ahora ha sido sobre pasado, no es eso, es solo un hecho.
El que seas un imbécil y yo no.
El que con otros yo lo sea y ellos no.
Al final de cuentas una bola de tarados tratando de parecer educados.
Cierra las fauces y aléjate de mi oído. Juro que si lo vuelves a hacer te tiro por el barranco. Y caerás rápido como el costal de mierda que eres.
A tu lado me nombras como moda y eso me repugna. Te sorprendes con cada movimiento, cada paso, cada palabra. Caricatura para ti. Me repugnas, y lo diré una vez más para quedar en paz. Me Repugnas.
No soy distinta, tú quieres que lo sea.
El asunto parece una plaga ya. Tendré que vacunarme.
-“¿Te gusta vestirte así?”-
-“No, solo lo hago para ver cuantos IDIOTAS me lo preguntan”-

-“¿Estás ocupada?”-
-“No, es mi pasatiempo favorito sostener un libro y no leer”-

Y ahí estás, como perro recién nacido en la espera de leche. No, yo no te la daré, ni ella, ni aquel. Tendrás que sacar tus tetitas y tragar por ti mismo.
¡Cierra la boca, por favor, ciérrala!

Peor que tus preguntas son tus muelas cercenando bocados.

Estoy cansada, al fin se fueron, estoy sola. No quiero hablar más, no quiero ser cortés, quiero que se me quite lo valiente. Tus miedos son eso, tuyos y ya. Los monstruos que arrullo no puedes siquiera imaginarlos. Van más allá del eco.

Detesto que toques mi brazo. Detesto que toques mi brazo. Detesto que toques mi brazo. Detesto que toques mi brazo.
Si lo vuelves a hacer te destazo.

martes, 30 de diciembre de 2008

Sur quiero y Sur será.


Un otoño, he perdido la cuenta de todos. Recuerdo las hojas en mis pies, y mis pies con prisa, las manecillas se escurrían por mi muñeca, sabía que era momento, ¿de qué?
Aún no lo sé.
Pasó y poco a poco dejé de usarlo, lo guardaba en el bolsillo y con trampas me veía por el.
Difícil engañarme, sé tapar todos los soles con un solo meñique, pero el mío brilla justo en la nariz.
Y yo voy entre los camellones, y me muevo despacio por las enredaderas –“esta es la única frontera”- acaricio mi brazo y sé que ahí termina el mundo.
He de partir, el asfalto me ha cansado, demasiados boletos para ir a ningún lado, siempre en el camino, siempre viajando, foránea de todo, residente de lo etéreo.
No.
Pintaré los muros con mis colores, no serán más de ellos. Tendré por guarida un escalón sin recuerdos.
Suculento el perhaps y lo canto bajito para arrullarme.
Porque ahí nada duele, porque ahí nadie ha estado y los que fueron lo tumbaron.
Te llenaré de plantas, mis amantes enmarcados de frente al Sur. Mis amantes, mis abrazos, mis caderas, mi paso.
Unos dicen que será terrible, que el primer día será el peor.
No lo creo, no les creo, ya no puedo escucharlos.
La despedida no llegó, yo hace mucho que me fui.
Sé que mis cabellos huelen a Sur, desde el barranco lo encontré.
Este y todos los SURES que me pueda topar.
Doble cortado a mi salud.
No necesito más, las estoy amoldando.

martes, 23 de diciembre de 2008

Absurdo

. . .¿Y cómo haría el ahora para poner la otra mejilla si se la han destrozado?

Es hoy cuando el mas burdo sonido de claxon acciona el gatillo, y me dueles de tantas maneras como te amo.
El rechinar de las llantas ahoga gritos, esta ciudad que grita sin voz, estas calles que tiemblan en penumbra, si, que retiemble en sus centros la tierra.
No es necesario pedirlo, está sucediendo.
Y yo, romántica como nunca sigo soñando en los gritos de paz. La piel se me crispa al escucharte, el más bélico de los cantos para esta tierra sedienta de laconismo.
¿Recuerdos para quién y de cual gloria?
Entre veredas busco voraz los héroes que me recuerden esta patria. Hace tiempo ya que no veo la televisión, me asquea, tanta mentira embarrada a través de una pantalla, tanta faramalla para simular este gran final de año.
Y todavía se atreven a decir que...”ahí vamos”.
Más que en el oriente caen por el menos de los pacíficos mares, el horizonte se tiñe de rojo ahora como nunca, el mar huele sal de todas sus lágrimas y yo ya no puedo ni siquiera llorar.
Tengo miedo, me aterra el sonido desesperado de sus corridos, la grandeza de su miseria.
Son las seis de la tarde, ellos vuelan a la copa del mas frondoso, necesito otra calada para soportar, los envidio, quisiera su viento para irme lejos, allá donde ellos hacen música y yo solo los observo.
Hemos enfermado de miedo, y solo así nos sentimos vivos, cuando en un acelerón se juega la muerte.
Para mi aun tienes 27, y después de “Y” sigues tu, y si… y si no fuese yo te nombraría aun, Zopilote.
Leyes absurdas que rijan el caos, vendas para todos mis hermanos. Porque si, la lucidez duele en este país de amnésicos.
Semana con semana olvidamos lo que va pudriendo nuestras casas, porque ahí viene el niñito Dios, y hoy si que lo arreglará todo.
Y soy repetitiva, lo sabes, el eco, jamás la voz.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Inhóspita


El arrebatado impulso de la tinta de nuevo me trae hasta aquí. Porque escribo como leo, y ella me lleva hasta la locura y de vuelta me trae. Es como si escuchase el tecleo de la máquina en mi hombro, y muevo los dedos ante un piano invisible para poder llegar a la letra, para apoderarme de la palabra. Quiero pinchar mi brazo, verter toda la tinta y que entonces al apretar mi mano las palabras aparezcan en todo mi cuerpo. Tinta y yo juntas, la letra en mi, seré con ella y cada que la necesite solo bastará con apretar un poco los dedos, con empuñar la mano y entonces la tendré para mi, siempre cautiva.


Y me soy con todas las contradicciones que encaro bajo la cobija. Porque el humo se vierte entre mis narices y me aferro al abrigo. Tengo frío, tengo todo el calor de la tierra entre mis piernas.


El café se mantiene caliente en la acaecida matriz que he venido a cargar. He de señalar todas y yo tengo la mía, una taza y una pluma me darían placer hasta el fin de los tiempos. De los tuyos al menos.


Y todas esas imágenes se postran ante mi, estoicas como lo son, y yo quiero tener únicamente el sonido, la tiza rasgando el papel.


Me creo esta ergástula de intimidad, para postrarme como un lienzo apenas dibujado, una fina silueta que esboza lo que se vendrá a pintar después. La zozobra carcome en la espera del pincel. Soy apenas un murmullo en el ruido de todas las ciudades, tendrá que ser la atención la que me cree. Desde hace días el sonido se me va, estoy ahí, en medio del alba y es como si de repente todos callasen y no tengo nada, no hay luz, no hay sonido, solo esta inocuidad del día por llegar.


No sé que prefiero, si la vista o sus ecos. No sé que es más mío que lo que he perdido.


Impía como me sé entro y me arrodillo. Juego al perdón, juego a la piedad, pero no toco nada, nadie puede tocarme ya, he perdido todo el miedo y eso me aterra.


Mis ideas lozanas se enredan, y sé que estoy diciendo todo excepto lo que quiero, y así será hasta que caiga por la grieta, hasta que me trague entera y entonces callaré.


Aún no es momento, aún tengo mucho que decir para no perderme, para encontrar lo que oneroso he guardado entre mis labios.


Deferencia ante la voz que se ha apaciguado por los mares. Me sé capaz de llenarte de todas estas nimiedades, de hacerte creer que son la hostia y que podrás recibir al hijo, al padre y a todos los incautos que tiraste por la ventana.


No soy más mentira que lo que rasgas en el espejo, no soy más verdad que las palabras para tu amada. Soy el excremento de los toros en el llano, soy la sangre de las mujeres que se escurre por los pasillos. Y ahora cantaremos juntos en lisonja a la vida, lo único que nos deja al borde de esta línea. Porque yo pienso entre renglones y ellos me toman de las piernas y brazos, me hacen el amor como si fuésemos nuevos, y no. No lo somos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Fue



Un disparo. Todos los perros corren y tú vas tras ellos, la cacería ha comenzado, colgados de tu cuello van los trozos de hiena que dimitió su cometido, es tuya ahora, la posees como trofeo, en el cuello, para que sude la no muerte que se ha vencido, para que te llene de la carroña que busca aun después de ser cuerpo.
Las uñas se despegan a cada paso, arde, despacio, y de repente va el otro trozo, el pie desnudo de feminidad se arrastra entre las ramas, la mirada siempre fija, busca algo en lo que pueda postrarse.
Niente.

Son un montón de burdas letras las que puedo acomodar, como repetición, un código de barras para no decir, para dejar entre las líneas eso que se constriñe como todo la pus que vive en mí, ese potencial fétido que se manifiesta al más pequeño error.
Por que tú lo sabes, para ser, para estar, para saber, para ser, para estar, para saber.
Y puedo ser mi cliché favorito y puedo entonces dejarte escuchar, y ahí tendrás ese hueco, ese del que te conté entre sueños, sin que me escucharas.
Porque te tumba el miedo, y lo sabes y te regocijas en ello. Si tan solo fueras un tanto mas de cinismo podríamos callar en paz.

martes, 25 de noviembre de 2008

En cuaresma

Helo aquí, se presenta con otra cara, con otro cuerpo, es al final de cuentas eso que no tengo.
Y se sostiene en el silencio, en la distancia, en la suculenta posibilidad. Se baña en ella, tiene todos los olores que recuerdo, tiene todas las espinas que aún no saboreo.
Una mirada partida en dos, a través de unos minúsculos ratones explota sin voz.
Y es eso que tú fuiste alguna vez, es eso que se perdió en el camino, es todos los nombres y ninguno.
Porque hasta el momento no ha sido bautizado, es un extraño con cara de conocido, un lienzo listo para ser embrutecido, para que lo corrompa y lo llene de toda la mierda que traigo dentro.
Y aquí estoy, lista, ansiosa de escupir todo lo que no puedo decirme en silencio, porque entonces tu serás el eco, porque entonces te montaré en el pedestal que tengo bien guardado, por donde todos han desfilado.
La habitación está sola, lo sé, pero me ahogo con los humores, son asquerosos, todas las gotas que quedaron en el piso, me las tragué una a una, la sal de las bestias, esas que juegan con mis cabellos, esas que se creen dueñas de mis párpados.
Ninguna.
Y escribo viendo mis uñas, porque ellas saben clavarse bien en las pieles, porque juntas haremos un vestido de toda la carne que ha sido arrebatada, porque se vestirán de gala para nuestra noche, esa que no llegará en un par de años.
Cuando descubras ese hueco y veas tú cara, la del otro, cuando te bañes en mis promesas.
No habrá tonos, danzaré en do menor, y si gustas puedes quedarte quieto, si te mueves arruinarás todo, porque la lengua se ha cortado, porque mis dientes son ahora un collar de la vieja bruja que me dio a probar.
He comenzado a escribir sin marearme, porque no hay luz más nefasta que la de está máquina, y soy un parásito que no se atreve a teclear con fuerza, porque sé que cuando Olivetti llegue no podré dar flecha atrás y entonces si, las palabras serán paridas como la sangre que se derrama día a día por nuestras cañerías, todos los hijos que pudimos tener juntos, todas los escuálidos filhos da puta que seguro morderían nuestros hombros, todos los bastardos que echamos a las supuestas aguas negras, con tanta jodida sangre son rojas, y apestan a escoria, la inmundicia humana tragándose la tierra, penetrando el mar.
No, nada de eso me importa, nada de eso me toca.
Ese es justo el filamento que no alcanzas a ver, el que me recorre de cabeza a rodilla, el que se escurre por mi pantorrilla.
Nada, absolutamente nada tiene nombre, el espacio vacío dónde te postras por dos semanas es eso, un espacio y ya.
No eres, no pesas, no sabes, no hueles.
El olor de tu carne es lo único que me importa, y así te morderé y entonces serás.
Eres ahí justo, debajo de esa piel tan estorbosa.
Y yo podré saborearte como eso, un pedazo de hombre, que se escurre por mi garganta, que enrojece mis ojos al masticar, porque eres ácido como tus restos, porque aún dentro, eres tan insignificante que te podré vomitar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

15 de marzo


No, aún mejor.... Domingo.
Hay cosas que simplemente te alegran la vida.

mis amigos jonny y tommy

Si...hoy comenzó la histeria colectiva...y lo digo del modo más antitécnico y vulgar que puedo.

Si no los veo arrancaré cabezas! jajajaja y me pondré a escuchar música en ellas....les abriré las bocas y meteré cassettes, si porque así deben de ser los radios para que la cinta de vueltas por sus ojos y por sus orejas escucharé :

Ambition makes you look pretty uglyKicking, squealing, gucci little piggy

Y cerraré un poco los ojos para dejar que las cabezas me canten.

16 de marzo puede llegar a ser un gran día.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Visitas

Hoy me encontré con esas cosas que solíamos llamar casualidad, las voces que incendiaron nuestras sábanas. Bailé con las mismas sandalias que me calzaste en tu cuello, bailé por toda la cocina esperando que salieras de la estufa, que dejaras de una buena vez tus intentos suicidas y dejaras que yo te matara y luego te trajera a la vida.
Las trompetas salieron de por el patio y yo encantada las seguí a marcha de ganso, no podía verte la cara, por milagro divino te creció el cabello, pasaron no se cuantos años ya.

Ahora mi cara tiene las marcas de todas las carcajadas que embestimos juntos.
Mi ceño lleva todas las mentadas de madre que te aventé por haberte ido así, sin decir “no hay nada que decir”.
Cabello largo como el de entonces, lo peino cada vez menos y el me extraña cada vez más.
He ido a todos los carnavales que me prometiste, no te encontré, no estoy segura si fuiste aquel con el que me perdí en corredor mal oliente, me dijo que donde huele a miados no hay invitados y yo le creí.
¿Te creí?

Debió ser una poción rumana pero ahora tienes larga la mata y hasta puedes hacer una cola con ella, los años te dan lo que a mi me robaron, traidores y enamorados de ti para tenerte así, como un hombre que acaricia el tiempo, nunca lo carga.
Todavía tengo las postales de Italia, las guardé para tu colección, ya están un poco manchadas, el café siempre se corrió.

- Las calles ya no tienen adoquín-

- De asfalto siempre fueron -

- Lo sé…pero extraño el adoquín-



Ahora ya no camino con los pies pegados a la línea amarilla, dejo que se arrastren entre las grietas, porque esta ciudad siempre fue de grietas, jamás adoquín.

Se rompió el cerrojo, al fin entró.

El teatro


Se abre el baúl, manos largas y ásperas se acercan bruscamente para profanarlo, no necesitan delicadeza, conocen bien el camino. Es el primero de ellos el que sacan, el más a la mano, es largo, ojos grandes, ojeras pronunciadas, labios gruesos y cabello alborotado.
La función va a comenzar, tiene algunos imperfectos – no importa, que se cosa solo, ahí tiene la aguja- y el, dócil como es, ejecuta la curación en silencio, conforme comienza a zurcir se retuerce de dolor. Nada más placentero que el hilo atravesando su pelvis, se cose chueco, no alcanza a ver la entrepierna, quiere estallar y solo propina unas tibias lágrimas de aceite, hace varios años que le remendaron la cara.
Cuando por fin ha terminado lo toman por los hilos, es fácil jugar con el – ahora un saludo más y ¡sonrisa!, eso muy bien, ahora levantas la pierna izquierda y haces reverencia, eso despacio-.
Llegan otras manos, más pequeñas y suaves, ordenes tiernas, al final de cuenta son para acatarse.
La función es inagotable, cada que Tchaikovsky aparece tras el telón es momento de seguir danzando y pretendiendo.
No hay niños en esta sala, todo es oscuro y está lleno de adultos mal olientes, llenos de tabaco y sudor, las botellas de vino barato y ácido se reparten como menesteres.
Comienza el apareamiento, cual animales se tiran unos encima de otros. El sigue colgado, no puede moverse, se han olvidado de el, sus ojos no tienen párpados. Testigo fiel.
Todo el sudor, todo el jadeo, muslos ensangrentados se retuercen en hocicos hambrientos de nada, hocicos que se abren para recibir lo que perdieron hace años luz.
Los niños se encuentran bajo el escenario principal, los tienen en jaulas de perro como si fueran unos becerros en espera de medicina, y vaya que sabrán curarlos, ellos son el más puro testigo de la nada que invade sus jadeantes cuerpos.
El aperitivo duró lo suficiente, es momento del plato principal, estar vestido para la ocasión.
Pantalones en los talones y bragas tiradas, la elegancia se da a notar al pasar al comedor de honor.
Se escuchan los quejidos suaves de los infantes despertando del letargo, son insomnes a medio paso, al tiempo que suben los escalones se oyen en la sala los gritos eufóricos de los famélicos comensales.
La petulancia con que se acomodan sobre las butacas es asquerosa, él sigue inmóvil, el hilo comienza a correrse, un par de escalones y comenzará el festín.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Navega, navega.

Hoy me la he pasado de fisgona entre las letras de otra gente. Me llaman la atención las que son al putazo, sin tanta vuelta, me gustan porque yo doy muchas vueltas y a veces no llego a decir nada. Como aquí, que no escribo en primera persona jamás, hasta hace uno o dos. El de hoy por ejemplo. Y lo hago por esas jodidas ganas de escribir aquí como si por arte de magia algo fuese a pasar en el universo y en una hora más que seguramente ya esté bien metida con Morfeo mi vida sea mas entretenida y me crea lo que leo.
Porque es un vicio llevarse por las letras, porque a veces los libros parecen mas vida que lo que hay fuera de mi alcoba. Y ahora ya no sé si estoy mintiendo, o si solo estoy de pinche dramática porque es fin de año y no tendré aguinaldo, porque comenzaron a importarme pendejadas que antes no me importaban. Y ahora resulta que hasta aquí tengo que cuidar las palabras
no vaya a ser-.


Pues es.
Y mi mano izquierda no funciona – no hay pedo, yo soy derecha- derecha nomás para escribir, para lo otro me sale lo siniestra, como a los pobres zurdos que los mataban, que me maten la mano.


-“Yo cargo mi bicicleta, la puedo, siempre la he podido. La canasta, duele, duele mucho”.-

Me gusta vendarme porque nunca me he lastimado, cuando niña me encantaba ponerme vendas viejas y jugar a que estaba lastimada, porque siempre he sido una chillona, porque me gusta jugar a que siento cuando no me llega nada. Porque no estoy triste, no estoy enojada, soy una banca en la plaza, soy aburrida, ni siquiera nefasta.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Se solicitan clientes.

Desde que me acuerdo México ha estado en crisis, desde que me acuerdo soy deudor de una cuenta que nunca pedí. Cuando recuerdo la “terrible” crisis, lo recuerdo en un puñado de adultos preocupados, echando el café con periódico en mano, pidiendo unos chilaquiles, pero eso si – ah que canija está la crisis-.
La realidad de las cosas es que el dicho de mi abuela es verdad pura, es el sostén del pensamiento empírico y ella dice: – Primero comer que ser cristiano-. Muchos dichos ha pasado la abuela, y con el paso del tiempo me refugio cada vez más en ellos, porque entre picardía y un palmillo de sarcasmo, son bien acertados.
Hoy es una de esas noches en que el frío cala y uno siente cada vez más cerca las pastorelas.
Iba por una de las calles del buen Tepic y me encuentro con una luz blanca de oficina, de esas con la que no puedes leer bien porque te marean, y en la esquina un letrero grande que recitaba así: “Se solicitan clientes”.
Negocio nuevo, colonia nueva – al menos eso me imaginé yo, la verdad es que no pude preguntar- y pues si, ¿Por qué no? La “inche” crisis nos hace mas honestos, mas sinceros, al grano pues “Se solicitan hambreados que prefieran comer que ser cristianos”.
Y si el dicho es cierto, hagamos caso a la abuela, y comamos como buenos hermanos.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

No, bien.




Lo conocí una tarde de noviembre, no recuerdo hace cuantos noviembre fue, solo sé que ese se decía el mes. Yo esperaba dejar de contar los coches cuando apareció, me dijo sereno que algo pasaría y que tenía que estar atenta, puse tanta atención que no vi nada.
Al poco tiempo volvió, yo seguía sentada en esa banca esperando que los coches comenzaran a contarme a mi – una muchacha- dirían ellos al pasar, y así sería la “una” de un montón. Esta vez no estaba tan sereno, estaba agitado y sudaba frío – no lo toque, eso fue lo que me dijo-. Lo invité a sentarse, le dije que tenía algo de café todavía para el – sin azúcar que se ensucia- y lo dejé respirar, su manera de respirar era llena de bocanadas redondas, hacía sortijas para que mis dedos las saltaran, o tal vez mis dedos saltaron para encontrar sus argollas.
-Te he dicho que debías estar atenta mujer, te he dicho que debías dejar de contar- Levanté una ceja intentando que alcanzara lo que quedó de mi mollera – Pero si he dejado de contar, he esperado paciente a que algo pase y me puse tan atenta que nada llegó- Rechinó un coche, es como el grito de un neonato gigante, los dos volteamos, los pies volaron, accidentes nada más.
-Comenzaste a contarte, comenzaste a postrarte, de eso no se trataba, pensé que había sido suficientemente claro-. Ahora lo que rechinó fue un grito, se estampó contra un árbol, todo esto era un caso perdido.
Me levanté con la soltura que las damas deben utilizar, le regalé mi última reverencia y caminé.
Ahí venía todo atareado como una locomotora, el motor era lo que le hacía falta, me pidió otro cigarrillo – todos te los he dado- los encontró en su bolsillo y sonrió – vamos, aun quedan un par de cuadras para llegar- algo pasó y mis pies me traicionaron, se congelaron como las fuentes que nos rodeaban, me convertí en piedra y no pude avanzar.
-La quiero ya-. Las cosas deben esperar, -las cosas esperan, pero yo ¡que va!-.
Comienza la sinfónica, se apaga el sol y vamos como en laberinto, no sé si me persigue o yo lo sigo a él. Abre su bolsillo, dice que ahí está lo prometido.
Un cuarteto de cuerdas con patas nos persiguen, no puedo correr porque la risa me dobla, me duele la cara, me duele la barriga, no puedo parar de reír, el se convirtió de pronto en una chimenea con ruedas, y las cuerdas lo persiguen a el, y sus ruedas me siguen a mi y yo solo me enredo entre los árboles, me elevo, llego hasta la cumbre.
De nuevo la banca, el café ya está frío, es tiempo de comenzarlo a beber.
-No, bien veré-. Así lo susurró y se esfumó.

martes, 4 de noviembre de 2008

A tu salud.


Esta noche se levantan las copas de mis sirenas brindando por todas tus muertes.
La primera que conociste cuando tragaste la tierra de entre mis uñas, la segunda cuando bebiste los orines de tus lagos, la tercera cuando compraste el silencio de los sordos, y la última cuando cerraste los ojos para abrir las piernas. Porque tu no te vendes, porque tu te sostienes, porque eres grande como una guerrera, porque eres tan puta como la lengua que dejaste profanar. Porque te construiste a base de sangre y canjeaste tus dioses por su Dios. Y así cuando te nombraste se derrumbaron también tus cadenas, cuando cambiaste chozas por castillos, cuando dejaste frijoles por salmón, cuando pensaste que una barra de pan era mas elegante que tus buenas tortillas, cuando su sangre te hizo lo que el viento a Juárez, y entonces conociste el poder del tintineo y fue ahí cuando aprendiste el inglés, el alemán, el francés, así de fácil se te olvido la emplumada así de fácil te hiciste un souvenir.
Y solo en otras tierras te interesan tus colores, cuando arremeten contra ti como cucaracha gritas como águila porque entonces si tienes patria, porque entonces si te sabe la historia, porque es ahí cuando recuerdas toda la mierda que has dejado pasar para progresar, para crecer, para ser, para ganar, para llegar, para poder, para parar de pensar y hacer hasta llenar.
Es ahí cuando tomas su mano y aprisionas la mía y ahí vamos todos en cadenita a amarrarnos a la reina capital, y que dios salve a la reina más vieja de todas, a tu reina corrupción a tu emperatriz de la mentira. Y nosotros nos quejamos y nosotros protestamos, no, nosotros no hacemos nada, porque unos cuantos imbéciles nos dicen que tenemos corazón, que le echamos ganas, que juntos podemos, que por amor a nuestros hijos todo es posible.
Pues no, claro está que el amor no ha resuelto todo, claro está que los que mas le echan ganas no son los que se salvan, si no acompáñame a la penal, vamos a pasear por el civil, métete a la selva conmigo, y dime si con ganas y con amor se vive en tu jodida sociedad y dime si con publicidad y mala actuación me trago tu verdad.
La diosa televisión te vende su salvación y comienza a rimar a ver si así te puedes tirar, porque no soy más valiente que tu, porque me escudo en quejas para decirte que esta noche quisiera apagar el mundo un segundo y encender la pasión, porque todo comienza con un sueño y eso no se anuncia ni por radio, ni por nada con “sión”.
Puede que yo no sea más que tu propio eco, y ojala que cuando nos topemos retumbemos hasta lo más profundo de la tierra, para despertarla, para amarla como se ama lo que se está por quebrantar.

sábado, 18 de octubre de 2008

Mi catrín



Hace una década, y es que ya puedo darme el lujo de hablar así sin entrar en paréntesis aunque quisiera, fui dónde los restos se escupen y aventé un útero enmohecido, unas esposas de mecate y no sé cuantas canciones. Al tiempo me arrepentí y quise volver a ese momento y haber dejado todo en su lugar, sin necesidad de dramas ni falsas despedidas. La realidad es que las cosas no necesitan estar en un cesto para ser basura, pero hay basuras que son más cosa que tú y yo juntos. Anoche escondí todo lo que me llevase a ti, no necesito nada más que el olfato y ya está. Huele a cirios y café de olla, huele a cempasúchil, si, a muerte es a lo que huele cuando la nariz te trae a mis labios, porque ese que viene está bien muertito, pero no como los que ya vienen en menos de un mes, no, esos se celebran, esos que con sed se toman lo que en vasitos dejamos regados por la casa, y tomamos champurrado, chocolatito y todas las “ches” aunque ya me las hayan borrado del diccionario, a mi me gustaba de niña decir: a, b c, ch, d e .. Porque si algo es México es una gran CH y a la chingada el que me diga lo contrario y el que lo diga que lo siga gritando porque aquí no se escucha nada, y cuando yo escucho también lo hago con che.
Pero a usted lo pondré echando los chicles pá fuera que aquí nadie lo quiere dentro, que aquí usted ya estorba mucho, y sus chafas chilletas se las puede ir tragando porque aquí nadie le cree ni un chorrito de lo que dizque dice.
Le iba diciendo, diez años ya de aquella tarde, meses más, meses menos, y ahora si chiquito, esto se fue directo al limbo. Ni muerto ni vivo, ahí traes todavía tus barbas pero eres maniquí de cartón, ojos de vidrio.
Este dos de noviembre iré al panteón, haré un agujero chico, lo que alcance con mis manos y ahí pondré todas las verdades que me dijiste cuando las dijiste diciendo lo que según tu podías decir, y como son poquitas sabrán acomodarse bien en su tumbita, tal vez te eche una que otra lagrimita, para no desentonar, una canelita que me abrace el corazón y ahora si que se murió.
Lo digo porque lo pienso, ya llegará el día en que tenga montones de hojas llenas de palabras que no serán en ti, que no sabrán a ti, que no querrán ocultar lo que aquí te vine a decir, a ti que no lees porque te da miedo, a ti que no ves porque se te voltearon los ojos, a ti que masticas la carroña de lo que fuiste y mataste a ese que tanto quise.
No, no ando de nostálgica, es solo que a mi me gusta mucho el día de los muertos, será porque todavía no tengo Mi muerto. Por eso pondré una veladora para ese que le digo señora, porque sin muerto queda el muertito, y el vivo que se vaya acomodando a un lado para que vea que no son raros los ratos que me pongo a decirte nada y cantarme todo, porque esta noche es noche de acariciar la palabra así de ladito, para sentir que la tengo y brinque en ratitos.

jueves, 2 de octubre de 2008

Paseos



Llegó la uñita de octubre, ahí está colgadita para que tu con un poquito de ganas le des una mordidita, la canija se pasea coqueta entre las pupilas dilatadas, todos quieren tenerla todos la quieren de grillo.
Me agarra de las orejas y me dice que vamos a pasear, que no tenga prisa, llegaré temprano a casa, antes de que ella duerma. Y pues yo entrada en valor me agarro de su colita y que nos vamos a las cantinas, se pone su vestido mas elegante, sensual movimiento de colores, se ha disfrazado de mujer, llega con el, lo mece entre sus cuernos, lo duerme sin su cuartito, los calores se suben, él la quiere besar – no corazón, no se trata de eso, vamos a bailar- y el se para y baila con ella, apenas si puede verla, las pupilas se deforman entre humo y norteño.
El acordeón suena cada vez más fuerte y el la acerca más y más a sus caderas, ella toma su sombrero y se acerca a mi que fascinada la observo desde mi silla. Me toma del cabello y me lleva de nuevo por la ciudad, se ha quitado su disfraz de mujer y me ha fundido con ella, vamos como una sola por las ventanas, somos una gitana bailando entre cortinas, alumbramos los sudores ajenos y sus alientos queman a nuestra luz, se toman más fuerte, se rompen sin piedad.
El frío no cala los huesos cuando hay un par de rodillas chocando con las tuyas, los ruido de los coches se pierden entre los susurros de almohada, y ahí los vemos desde la ventana, apenas si nos notan, sus pieles se han mutado, son un monstruo de pequeñas muertes, la cortina se corrió, el la siguió.

martes, 30 de septiembre de 2008

dicen que así comenzó




Ahí estás otra vez, apagas el despertador y estiras las sábanas como si el tiempo fuese en ellas. No, estás acostado sobre tu cama y el día grita desde la ventana. Tratas de escucharte y solo llegan palabras complicadas que no te dicen nada, ah pero eso si, suenan sencillas y te quiebras. Eres un costal de quejas, un burdo mazacote de hastíos cobardes. Reniegas de los otros, todo el tiempo te quejas de lo que hay, de lo que no hay, de lo que puede haber, ¡carajo! Me tienes cansado. Todo es dar vueltas y más vueltas, ¿por qué mejor no te agarras los cojoncitos de una buena vez y te sientas a mover tu vida?
Detesto tu arrogancia, tu jodida presencia, detesto cada uno de tus argumentos muertos en la lengua, no soporto tus delirios de grandeza, que te comes el mundo y no tienes el valor ni de cruzar la frontera. Porque vives en retén, por que te dedicas a las visas, las checas una y otra vez para detener, para impedir.
Y escucho como te late el corazón cada vez más fuerte, y veo como se dilatan tus pupilas con el camino, en el punto de fuga donde se explotan todos tus retornos. Sabes bien que perteneces a la rueda, que te vas en la posibilidad.
Seguridad.
Confianza.
Mañana.
Porvenir.
Seguro Social.
Pensión.
Una buena vejez.
Explícame de una buena vez para que chingados quieres todas esas cosas, no eres un viejo, no te dejas ni siquiera ser un joven, entonces ¿en que puta atemporalidad vives?
Y ahí vienes tú, arrastrándote entre tus ideales, te sirven en recuerdo.
No te atreves, no has saltado todavía, hazlo, corre y estréllate pero de una buena vez, apuéstate, desnúdate.
En tu sociedad enferma de palabras, enfermos de enfermedad, todo esta jodido, todo está mal, no, falso, no es cierto.
No todo está jodido, no todo está tan mal.
¿Por qué se ha muerto el amor? Llego la preocupación, todos pre- ocupados todos pre-viendo, todos pre-sintiendo. Todo es antes y al final no es nada, porque no llega, porque se queda congelado para los buenos tiempos, que ya llegarán y tu tendrás un buen sillón dónde descansar.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Fuga


Anoche tuvo una pesadilla terrible, era su casa, otra casa, algo se celebraba, su cumpleaños quizá. Ella tocaba un piano de cola hermoso y era buena, muy buena. Tocaba para si, pero el, como buen engreído que es creyó que tocaba para que se acercara y así lo hizo. Sentado a su lado comenzó a embarrar los torpes dedos en su música, estrujo las notas como si fuesen suyas, siempre las creyó así. Y en el banquillo de los acusados la imputó de amarle, la tomó por el cuello y besó como si aún sintiese nada, metió los dedos por su garganta y bombeó su corazón, lo obligó a latir, a recordar. Terror disfrazado de ensueño, borró el tiempo y trajo el hoy, fue entonces cuando apareció ella. Ella la de encías gigantescas, ella la de cabellos oscuros, ella tan blanca como tus pecados, ella tan puta como tu miseria. Se acomodó entre los dos y él la dejó entrar, la tomó por igual como si sus labios fuesen simples semillas a repartir, y ahí se dio entre dientes podridos, dio pedazos de si, asquerosos y añejos trozos de fatuo.
Corre, corre y sal por la puerta, no puedes seguir aquí, algo quema por dentro, hablar es imposible la lengua ha traicionado, el cabrón la despedazó. Corre por que si no te quedarás petrificada cual estatua de recuerdo, como el pasado pontificado en reflejo. Las escaleras se cimbran a tu paso, la tierra se abre, pierdes la fuerza, te van a tragar. Por primera ves no lo quieres tras de ti, por esta vez es el irte lejos lo que buscas, una lacónica soledad es lo que persigues, si te llama volteas, es un dardo que conoce perfectamente el blanco, se ha postrado cuantas veces ha querido, esta vez no, esta vez te vas derecho, tus oídos se zurcen, tus labios mutilados, no hay lengua que sostenga palabra alguna.
Abatió las nostalgias y se fugó al horizonte, allá donde la tierra se confunde con el cielo, allá donde la montaña cubre todo el fuego.
El sigue esperando en el piano que las notas cobren vida, sigue pensando en ojos encendidos por ímpetus compartidos. Nada más funesto que los veintes a destiempo, ya han bailado, conocen los pasos… los pasos los guardan ellos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Yo lo digo, tu lo piensas, el lo hace.






Ayer fue mía, casi completamente. Quise explorar la jungla que habita a mis pies, el me acompañó, lo hace cauteloso y en silencio, sé que está a un par de metros míos, tengo la condenada tentación de correr hacia el y dejar mi ruta, pero no, el no quiere eso, el solo me quiere observar ahí atracito, sin ruido, si me paro se para, si corro corre, si me siento se espera, no está para ser conmigo, es solo un testigo.
Mi calle la juega suya, mis pasos su mapa, no para estar, solo para ser.
Hoy fue mía de nuevo, me fui directito a Puebla, ya había ido con la maestra, cobraron facciones, viajé bien lejos, hasta la revolución y después. Los tranzas siguen siendo tranzas, las putas siguen siendo putas, pero no todo esta caótico, hay pasiones, hay orquestas, hay chelo y camisas desabotonadas. La pasión y furia con movimiento sigue en algunos ojos, cuando me topo con ellos no puedo dejar de verlos, dónde más me gusta toparlos es en el espejo.
Hoy los encontré y no puedo esconderme, me persiguen como tlacuaches, ahí vienen, quieren que los voltee y me coma la furia, tengo que correr, ya no aguanta la silla, ya no aguantan mis pies, ahora corro por todos lados, brinco entre los árboles, se acabó la expectación, me fue útil, he de confesarlo, pero ahora camino como si supiera a dónde quiero llegar, y eso no lo sé, Kavafis me dio alguna idea, creo en su Itaca, la llevo como bandera, será la mía en todo caso, será tu Sierra.
Y entonces cada aruño me parece tan pequeño, hay lugares que te escupen recuerdos, pero ni esos son ya, no son intactos, nada lo es, ¿Cuáles son las ganas entonces?
De nuevos lugares, de nuevos arañazos, de nuevos elotes en la plaza. Todos los libros que me faltan por devorar, a veces creo que no he leído nada, absolutamente nada y eso me da una sed, porque lo que he leído ha sido suficiente para clavarse como una de las mejores adicciones por las que he pasado. Por eso no me gusta como escribo, porque aún no escribo como he leído. Porque soy mucho más lectora que escritora, porque gozo del devorar a los otros, de masticarlos noches enteras y rumiarlos hasta que me resulten conocidos. Jamás.
Los míos los abrazo con cuidado, para que sientan mi cariño, para que cada olor que despidan me guarde como su costumbre, porque son millones los que se me presentan, porque soy infinita ante ellos, y solo las tijerillas me acompañan, solo ellas entran, su casa es mi cabeza, vamos por un ezquite.

lunes, 22 de septiembre de 2008

cuando no alcanza




Hoy puedo dejar pasar muchas cosas. Puedo hacer como que no ha pasado nada y date toda la cordialidad que cabe en un saludo. Puedo también tragarme los reproches al fantasma que has dejado y en cambio preguntarte del trabajo, la familia y tus enfermedades. Sé que tu no dejas pasar nada, tu no tienes otras dudas, tu no juegas a ser cordial, siento la jodida sinceridad de tu cotidianeidad, si, esa donde no quepo, esa dónde están todas las demás y ninguna.
Esta noche quisiera dañar todos y cada uno de mis lóbulos, darle el jugo a la ciencia y ganarme mi bien merecida amnesia, para encontrarte algún día en alguna calle y no saber quien eres, para no traer tu olor para ser con la más pura belleza indiferente.
Puedo soportar muchas cosas, arranques, silencios, alejamientos, separaciones, más silencios, corajes, risas, tus sudores. La única cosa que no puedo tolerar y esa si necesito dejarla bien en claro, es que tu fantasma ronde por mis sueños, que atormente mi estómago, que selle mis letras. No puedo dejar pasar ni un minuto más con tu jodido eco retumbando en mis manos.
Los domingos solían ser placenteros, hoy mis palabras son huecas. Las escucho así, no dicen nada, porque me he sellado por dentro, porque no tengo cómo decirlo, porque sigo tocando este piano de letras a ver si encuentro la respuesta y no viene nada, solo la nausea de mis recovecos. Doy vueltas y vueltas y cuando topo con algo solo es conmigo, ya no estás ni para decirte que no estés.
Hoy hay pan con cajeta, no es domingo pero está en la mesa. Se lo comerán las moscas, yo estaré muerta.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Carne


Estos espacios que ahora resultan tan conocidos, tan familiares.
Esos árboles que susurran lo añejo.
Somos el espacio, el espacio nos dignifica, define lo que erramos y constituye lo que desertamos.

Un pasaje continuo, la certeza del día siguiente, el día siguiente en un lugar, en un horario.
¿Cuántos años habrá podido soportar el hombre sin el tiempo?
Horarios, secuelas, recursos, miedos.

No estamos aislados, incluso en soledad, el otro representa el vacío.

Si he de tratar la sinceridad podría asumirla justo en el filo de la cordura, donde se combina lo esperado con lo obtenido, lo deseado con lo soñado.

Escucho pasos y volteo al encuentro, no, no es para mi. Me volteo de nuevo.
Que alguien me salude, que alguien me nombre, me de existencia.
No hay nadie, como una adicta, me envuelvo en las conversaciones, esas que no se dirigen a mí, soñando con que estoy en ellas, soñando bien despierta, lo despierta suficiente para que duela, para que hiera.
No soy nadie frente a ti, una más que se sienta por ahí.
Tú lo eres todo para mí, anulándome frente a tu silencio, me evoco una vida, un recoveco.

Si me preguntas mi nombre, si es que te dignas a preguntarlo, no podría responderte.
Te imagino preguntándome, los imagino a todos, nadie lo hace, yo solo imagino.

Siento que algo cala en la espalda, siento que no te importa.

Piedra y tierra, esa debería ser la constitución del hombre, para destruirla, para removerla.

No, el hombre es de carne y la carne suda, sangra, se quema, se degrada, pero está, siempre está, hasta ese dulce instante en que se quiebra y no responde más, ese dulce momento en que deja su función y pasa a la estática, no es más, se evapora frente los insectos.
Eso si tengo, carne, mucha para violentar.

Veo un viejo con su café, fumándose un cigarrillo, sueño que lo fuma por mí, en memoria de mi, nada de eso, fuma por que así lo quiere.
Tanto es el tiempo que he pasado deseando que esa mirada sea para mí, que ese llanto sea por mí, que los gritos me evoquen, que los silencios me añoren.
Nada, mi imaginación y nada más.

Pero bueno, al menos me quito los pelos de la lengua, esa degradada y perforada lengua; me los quito para mostrarte, aunque no te importe, aunque no lo veas, eso que no soy más.

Te acabo de hablar, me adueñe de tu fuego, un instante nada más, pero fue mío.
Viejo amigo de mis sentidos, te he visto, te he olido, te he buscado, he escuchado como acurrucas a tu mujer, la acurrucas a la distancia, con tus palabras, con tu ternura; no es para mi, no la quiero, no necesito nada ya.

El humo te va calando, te rascas la garganta, voy notando todo y tú, por supuesto, no tocas nada.

Somos muchas escribiendo aquí, no soy yo, ni es ella, tal vez sea él, no se bien a bien que es lo que teclea estas líneas, no sé si me interese conocerlo. Bendita ignorancia.

Ahora ríes. No es por mí.



Mujer de Sal


Fue un instante, ese demoledor momento en que acaricie tu piel y ya no eras, no estabas más.
¿A donde te fuiste? ¿Quien te arrebató de mí?
No hay nada menos deseable que estos labios cansados de fallar...
¿En que chispazo de adrenalina se te fue escapando la vida?
En que momento te sumergiste en ese torbellino...
¿Por que te arrastras cuando lo quieres es volar?
Si es que dices haber visto al fin con claridad, deja entonces esa repugnante máscara atrás...
Si el miedo era sentir, sentir de más, ahora el horror se encuentra entre tus dedos, entre tus recuerdos, sabiéndote desierta, encontrarte empeñada en la necedad, perdida en tu propia oscuridad, no encuentras más que párpados contraídos tratando de olvidar, mejillas resentidas buscando perdonar.
¿A quién querías engañar?
Oscuras noches se convierten en silenciosas cómplices de culpabilidad, murallas de juguete se derrumban frente a ti para dar paso a incontenibles cercos que ahora no puedes negar.
El juego te comió.
Sintiendo que no sientes más.....transformada en una mujer de sal.
Asqueada por fétido olor que fue capaz de despedir la realidad, llena de esa verdad nauseabunda que te acosa por detrás.
Te vas, te disuelves, te esfumas así nada más.
¿Quien te va a extrañar? ¿Quien te va a llorar?
Que eso no te preocupa, es verdad, pero dime entonces mi mujer de sal...
¿A quién le llorarás?

(escrito en el 2005)

martes, 16 de septiembre de 2008

Esporas




Mis manos también son grandes. Mi cabello también es oscuro. Justo cuando voy a saltar por la ventana se postra, fiel compañero de tardes. No tiene que hacer nada, solo detenerse por un instante, y entonces gritaré en silencio. Mis ojos bien abiertos, grandes como tus miedos. Los colores vuelan a su lado, en nuestro día se fue a quedar. Me arrojaste por un escusado lleno de excusas, se abrió la cama y ahí caí yo. Hoy el ventarrón anunció, mis sueños me perseguían, tu rostro arrancándome a tirones la espalda. Ella se queda, ella es tuya, tu eres de ella, le perteneces, son uno solo. Mis ojos grandes no bastaron, mis piernas fuertes te cansaron. Su boca bien cerrada, la mía gigante tragando toda la añoranza que dejaste. Hay tardes que propician el recuerdo, pero lo tuyo es una avalancha, me llevó y estoy aquí, tirada en el medio de la calle, ya ni siquiera hay lágrimas que puedan ayudar. –Suficientes cicatrices- dije alguna vez. De esas que ves y no te duelen, de esas que recuerdan cuando ardió.
Firmas con su rostro y destruyes mi nombre. Soy un extraño que rondó entre tus memorias, hoy es un buen día para morir, todos lo son.
Sé que pudo haber sido una casualidad, quizá ni recuerdes que día es el que te digo, y quizá eso sea un tanto peor, porque desde anoche he soñado con los fuegos que encendieron nuestras frentes, una casetera en repetición, y yo ya dejé de saber si lo que quiero es la película o solo tirarme en el sillón. Tengo una caja lista para explotar, todos tus nombres, todos tus cuerpos, todos tus olores. Salto de mi balcón y corro entre las piedras, mis pies se destrozan pero mitigan otros dolores. No quiero zapatos, quiero tierra y cristales, que mitigue, que calme.
Tenías pavor de que esto pasara, pues pasó. Hoy te vas, buen día para callar.

viernes, 12 de septiembre de 2008

sueños


La bella Italia...Olivetti

AU REVOIR

QUIERO BRINCAR QUIERO CORRER QUIERO MI BICICLETA QUIERO NADAR QUIERO GRITAR QUIERO LLORAR QUIERO REIR.
LA JAULA DURÓ 30 DÍAS NO MÁS.
ME VOY, SIEMPRE ME VOY.ME IRÉ EN MAYÚSCULAS Y ASÍ CELEBRARÉ ESTE DÍA EN QUE VOLVÍ A MI. ESCRIBIRÉ DE ENTRE LAS MONTAÑAS, LLAMARÉ A LOS VIAJEROS CON CANTOS SILENCIOSOS. NIEVES DE GARRAFA PARA MI. CANASTA FUERTE PARA MIS FRUTAS. NOS VAMOS MI QUERIDA MIEL.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Hammond 1

Un piano de palabras.

Cuidados paliativos


Es un segundo, una fracción de instante en que te crees capaz de transgredir lo que te venga en gana. No, no violentas nada ni a nadie, solo tu respiración, lo que te hace callar y permanecer como una estatua, porque si te mueves te rompes. Todos los pedazos que sabes tienes a punto de estallar, ahí estático, que no se muevan, que tiemblen porque se termina todo. No puedes pensar en que quizá justo ahí es que comience, cual fénix. Simulacros bien acomodados, horarios específicos, rubras repletas de vacío. Pasas de una a otra, de voz en voz, no hay nada, escuchas sonidos de ave, no hay nada que te atrape. Los planes son interminables, el viaje no ha comenzado y tus maletas pesan ya. Los cajones desiertos, las caderas frías. Hace tanto que te fuiste que cuesta recordar el momento de la despedida. No tuviste los cojones para decir adiós, no te quieres despedir de lo seguro, no quieres desarraigar lo esperado. Pues he aquí una noticia, no, no tienes nada seguro, no tienes ni un pedazo de piel contado, eres tan volátil como estas palabras que se pierden en sonido. Son ya tan distintos, uno justo arriba del otro, por orden de aparición, así también se han retirado. Todos tienen prisa, la fatiga que llega y arrebata los alientos de la mañana. No son tan terribles después de todo. Tengo el poder de parar el ruido y comenzar el tiempo, una inyección de fluido rosa puede hacer cada parpadear más ligero. Lo recuerdo, era algo casi indispensable, y ese casi es el que me tiene aquí recordando que solo fue un hueco. Un estornudo de momentos –salud-.
Salud para los pasos firmes, ¡Salud! por el encuentro. -Salud, que Jesús te ayude- así recita la oración.
No es nada grave, solo fue un resfriado. Gracias doctor, puedo volver a descansar.

Fugas


En mi cajón guardo esta imagen. Cuando no puedo más lo abro y la observo.
Me digo en secreto – algo más, todo es por algo más-. Y entonces cierro el cajón y puedo continuar.
Hay imágenes que ayudan a pasar una tarde de papeles. Ante solía ver fotos cuando un momento así llegaba, ahora veo un mapa. Santiago está ansioso por partir, yo más por tenerlo en mi espalda. Tiempo al tiempo mi querido cómplice, tiempo al tiempo y volarás.
No le conozco y ya me deja respirar. Sé que te voy a amar.

Avisos casuales

Un montón de archiveros y archivos viejos, mujeres y hombres mitad hombre mitad máquina. Desde que puse pie en tierra detesté la libertad, la supuesta definición de libertad,osea un millar, y aunque así fue sabía que era de gran ayuda e inspiración para muchas cosas y por eso le guardo su respeto. Esta tarde encontré algo aún peor,en una pizarra decía lo siguiente "La libertad no es hacer lo que se quiere, es hacer lo que se debe". Sentí una opresión en el pecho, dejé de escuchar,no podía respirar ahi adentro, entonces voltee a mi alrededor y sentí el grillete en mi pie, tuve que correr, mis botas huyeron lejos, hasta el patio principal. Vi a mi cómplice y sonreí. "Hacer lo que se debe".

Pro duc ti vo
Pro duc ti vo
Pro duc ti vo
Pro duc ti vo
Pro duc ti vo

¿¿Te lo aprendiste carajo?!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Lo que se escurre


Me desmorono en un parpadeo. Trato de jalarme a tierra y no lo consigo, un hilo sostiene mi pierna, mi pierna es todo lo que quedó, me he fugado. Mutilada visión de lo anhelado, ahí voy entre los árboles, soy eso que ya no se pudo sostener, eso que revienta por dentro. Soy el sudor de todos los hombres cansados, los gritos de las mujeres que ya no pueden tocar más su piano. Escribo como si hiciese música, escribo con la garganta palpitando. Detesté los gerundios desde que me los enunciaron. Cuando escribo bailo y bailo sola, como tu cuando vas al baño. No hay punto que sostenga esta idea, quiero mi maquina, letra de acero, quiero el tecleo y el dulce sonido de lo imborrable. Quiero que las palabras se queden como jeroglíficos. Seré lo imperdurable. Te veo ahí mi Olivetti de sueños, escucho tu sonido, estoy sin pierna, estoy contigo. No necesito caminar más, desde aquí puedo ir a dónde no he llegado a escribir. Dejo de ser mujer, dejo de ser lo que tu quieres que sea, solo somos ella y yo. Yo frente a ella, no me borra, no se arrepiente, no me anula. Es tan pesada que no puede dejar este escritorio, la luz se atenúa pero mis velas son compañeras. Llego hasta ti, vuelvo a ti, vuelvo al sur sin tangos. Vuelvo a tus ojos, desde la jícara hasta tu jacal, estamos las dos, me observas con tus ojos demoledores, hablas otra lengua, sé que compartimos el país pero tu mundo es distinto. Siento tu roce, mi cabello es tu provocación, la nariz fría al imaginar tu rostro. Tu boca es grande, tan grande que no puede decir nada. Te quiero lejos, te quiero cerca, hablamos con las manos, tus faldas esconden pudores impuestos, eres mujer de tierra, eres solo una niña, y yo soy un indefenso animal a tu lado. El imperio de tus silencios me domina, y me empuja a traerte aquí. Sé que no te quisiste despedir, tras las tablas me observaste como un conejo que espera ser cazado. Y yo voy tras de ti, te tomo por los brazos abro mi boca para no decirte nada, no importa lo que vocifere, no lo comprendes. Entonces me callo y comienzo a mojarte, te baño con mis ojos, me acuñas en los tuyos. Embutes el temblor de mis manos, esto no lo escribo para ti, no lo entenderías, serían un montón de formas mal acomodadas. A ti tendría que dibujarte, no te alcanzo, estas distante, eres lo más parecido a un secreto que tengo. Tenía sed, sed de esta música que solo en suspiros de madrugada podría mostrarte. Quiero volver, quiero sentarme en tus sillas de enanos, meter la mano al fuego y sonreír a tu lado. Ten cuidado, soy un animal sediento de tu sorpresa, soy un animal que se alimenta de almas como la tuya, las bebo y me las guardo, esta noche tenía sed y he bebido de ti, no te has dado cuenta, sé que duermes, en tu mundo la noche llega muy pronto, el día comienza oscuro. Sé que existes, te veo en mi vientre, lo tocabas con sorpresa, yo acaricié tu cara, me la guardé, tu nombre no se los regalo, tu nombre lo llevo como himno de paz.

martes, 9 de septiembre de 2008

No más pollo por favor.

Bata blanca, adecuada para la institución, un abismo entre los dos. Ella realizó la pregunta de rutina –Hola, soy fulana de tal…- poco importa quien sea de hecho, una bata más.-…y estoy aquí para hablar contigo un rato-. Sus ojos no se despegaron de la pared, era su punto de fuga, su silencio en la cama.
-¿Quieres hablar?-
-No-
Y entonces ella se quedó en silencio, nada la movería de esa silla, a menos que el lo pidiese, y no, no lo pidió.
Sin verla comenzó ha hablar, dijo que le dolía todo, como era evidente en un cuerpo vendado de pies a cabeza.
-Yo me puse a limpiar el tractor, y entonces el muchacho se terminó su cigarro y pues lo aventó-. En cuestión de segundos cada venda cobró sentido, ocultaban un cuerpo con cenizas, un cuerpo al rojo vivo, con la carne despierta y el corazón adormecido. Sus padres trabajaban en el otro lado, el vivía con su tía, la retórica tragicomedia mexicana del día a día.
Ella, que quizá puedas ser tú o todos nosotros, se quedó en silencio, escuchando cada cansada palabra. Tenía trece años y su voz era la de un anciano cansado, postrado. No se puede abrazar, no se puede tocar, el abrazo puede ser la peor tortura, entonces se toma con la mirada, se acaricia entre silencios, eso sería lo romántico, ella solo escuchó.
Juanito era el nombre, tantos hay en tu México y el mío, pero para ella el es él Juanito, Juanito de mirada apagada, Juanito de voz cansada, Juanito de cuerpo caliente, Juanito en llamas.
El recordaba el fuego, recordaba como lo apagaron, si, “lo apagaron”, como un objeto, como un ente brillante, sabrá Dios que más le apagaron, que más le quemaron en ese tractor.
Platicaron otro rato, en ese cuarto solo eran ellos dos, la gente teme ir con “los quemados”, como si fueran una especie de monstruos, cómo si te quemaran en cuanto los ves. Y lo paradójico es que quizá si lo hagan, porque cuando hablan de su fuego encienden el tuyo, y no de una manera musical, es literal.
Ella no pensó en si, solo escuchaba a Juanito y seguía cada palabra como conjuro de verdad, la verdad entre almohadas.
Juanito quería volver a correr, quería que ya no le doliera tanto porque no podía dormir bien, y sobre todas las cosas quería unas flautas del centro, porque ese pollo desabrido nomás no ayudaba nadita.
Tan sencillo era ir a comprárselas, tan sencillo estar todos los días, tan sencillo acompañar el dolor para mitigar el propio. Pero no, no se trata de eso, se trata de escuchar.
Sus ojos comenzaron a chocar con los de ella, una mirada lacónica, la mirada al fin.
Juanito habló de sus sueños, de los de la noche anterior y de los de años atrás. Quería ir al otro lado para chambear mucho con su papá y que su mamá ya no se mortificara tanto. Hubo un momento en que el sonrió y con sus aceitunados ojos se postró en los de ella. Sostener una mirada como la de el es un privilegio, pensó.
Llegó la comida, pollo de nuevo, arroz, gelatina, y un agüita de jamaica. En realidad no se veía tan malo, pero el no quería bocado. La enfermera se tuvo que ir, ella lo alimentó, no era su función, ah porque eso si, de funciones estamos llenos hasta el copete. Tomó el tenedor y poco a poco lo alimentó, algo se movió, algo dolió. Juanito terminó de comer y tenía sueño, a dormir,- vas a estar bien Juanito-.
-Voy a estar-.
La gente dice que en los hospitales viejos como este, se pueden escuchar los fantasmas que vagan por ahí. Muchos no saben que en lugares así no hacen falta los fantasmas, porque entre las sábanas están los fantasmas que se obligan a vivir. Y ellos son los que se quejan por las noches, cuando no es necesario aguantar el dolor por la pena de gritar.
Ella salió esa tarde como todas las demás, algo dolió, Juanito existió.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Oraciones para noches de calor


Soy masa oscura, gota de sudor. Soy el dolor que llega a tu espalda por la tarde. La uña que se quiere quebrar y solo duele cuando se mueve. Se han divertido anunciando sus peligros, no saben que el peor esta justo frente a ellos. Soy dura, un bloque de acero frente tus miedos, me arrastro entre tus compasiones. Te comprendo, te escucho, te alimento, todo para no matarte, todo para no mutilarte. No te comprendo, no te escucho, no te doy nada, absolutamente nada. Son solo trozos de mierda entre los dedos, son solo huecos unidos como cadenas, una cadena de falta tras falta.
Los encierro entre las cajas, los saco a pasear, me disfrazo de dama lista para vomitar.
Sonrío con esta boca que tanto disfrutas, muestro mis dientes duros, de animal. Te exploto con mis abrazos, te desmenuzo con los besos. No siento nada, no eres ni el más mísero pelo que cuelga de la lengua. Puedo bailar contigo toda la noche, puedo dejar mis pasos en cada uno de tus poros, puedo ser tu infierno, puedo ser tu verdugo. Soy la sangre caliente que corre por tu nariz, no importa cuanto polvo busques solo llegaré yo y ahí estaré para arrancarte los ojos, para masticarlos lento como algo placentero.
Caricias rancias que no saben a nada, hastío en los hocicos reventados de falsedad.
Grita, grita porque no escucho todas tus mentiras. Déjame reír en tu frente, recuéstate en mi regazo así será mas fácil morderte. No, no puedo morder, no puedo tocar, me das asco, tu olor es nauseabundo, tal como lo recuerdo.
Una mujercita bien, educada, hecha y derecha, piadosa, de confiar, de respetar, de dar, de ser, de estar, de dar, de ser, de estar, de dar, de ser, de estar, de dar, de ser, de estar, de dar, de ser, de estar. -¡Al carajo, al carajo tus oraciones y tu jodida piedad-.
Una pútrida imagen de dientes oscurecidos y ojos amarillos. Lo enfermo se puede oler, y tanto tú como yo apestamos los adentros. Se me está cayendo un ojo, se esta rodando entre mi boca, puedo tragarme todo lo que vi, puedo corregir y no seguir.
Y mi cuerpo es perfecto, la unión de todos tus pecados, la visión de mis milagros. Piel, mujer, mentira, cansancio.
Porque soy de fiar, soy segura, soy atenta, soy cuidadosa. Y tú que te piensas malo, tú que te pintas de marrón, que te escudas con un falso caparazón.
Y eres tan tibio, tan sencillo que el bostezo llegó.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Leyendas de cocina


Solía ser un misterio. El violento diafragma anunciaba el disparo. No había nada que ver, todo se guardaba en una caja oscura, inasible. No tenías imagen hasta pasado el tiempo, un papel, quién sabe si te habían robado el alma, quien sabe si te la otorgaron.
Hoy aún es un arma, solo que no la había padecido. Sé que tiene un objetivo, dispara sin parar, no es mera casualidad que se le diga disparo. El sonido me envuelve, el espejo me seduce. Una caja de narcisismo en tus manos. Utilizas mi imagen, me envuelves con ella, me la ofreces como fruta fresca y yo la tomo con precaución. Sostienes el arma, tu dedo en el gatillo, el disparador, sonido, luz, me voy. He dejado de estar para ser papel, para ser color, para ser lo que tú inventas que soy. Entro en trance, dejo de verte y comienzo a escuchar, ese sonido que me hace desear otro más y destazar tu memoria.
-¿Puedo tomarte unas fotos?- O mejor será decir que tomas lo que quieres y yo desaparezco.
Asesino, creador.
Silencioso elixir el de la imagen, lo conoces, lo manejas, lo envuelves como natural y es que así se te da. En cuanto la tomas ya no distingo donde comienza tu mano y donde termina ella. Juntas une folie à deux.
Y estamos en rito, puedo ser un escarabajo que se mueve lento, trepo por tu cocina y las cucharas se caen. Soy el jerarca de tu crema de cacahuate. Mi cetro es tu desnuda mujer. Comienzo el baile bajo tu sol artificial. Cuando prometo algo lo cumplo, y sé que te cumpliré, porque mi palabra es peso, mi palabra es aceite denso por la sangre. Caliente inyección de opiáceo, así se escurre mi decir por tu barbilla.
Nos hablamos en reflejo, dos extraños postrados en el patio, y puedo acariciarlo ahí, solo en la imagen. Y tú puedes bailar conmigo ahí, dónde no lleguemos a tocarnos. Un cristal a medias para fundir el quizá. Nuestra piel, tan lejana ya, que nos postramos en tu lente. Ahí se inventan todos los posibles. Hoy soy niño a tu lado, brincamos entre tus pedazos de estrella, veo como los tragas, yo cierro los ojos para saltar y me voy, me voy lejos, hasta la torre ficticia. Tú bailas en el borde de la barda, no sé si quieres saltar, tu baile es indescifrable. No te has dado cuenta, yo también tengo un lente, lo guardo en el medio de los ojos, disparo sin cesar, no hago ruido, soy un tanto mas sigilosa que tu.
Y el niño con el que juego no es el hombre que recuerdo, y la niña que te muestro no es la mujer que escondo. Porque tu eres tanto más mujer que yo, porque yo guardo la virilidad del sexo en los ojos. Porque no hay figura, porque somos una masa en movimiento, porque esta noche te tengo en mi lente, porque esta noche te llevo indescifrable, porque soy un tanto más lejano y ahí te conservo inmutable.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Porque todo necesita un nombre





Me he escondido todo este tiempo narrando lo ajeno, lo que poseo a través de los otros. Hoy necesito escribir en primera persona y mostrarme a medias. Necesito escribirme para reconocerme, de repente me fugo por el reflejo, veo un rostro pero no es el mío, es imprescindible que lo refleje aquí, si no, me quedaré como la pesadilla de los muertos, la pesadilla del vampiro, ese que no se ve más.
Y bueno, un fluido rosa siempre es buena medicina para estos casos. Lo bebo despacio para que pase por cada uno de mis órganos y me recuerde que estoy aquí.
No recuerdo bien el día ni la hora en que vendí mis palabras. Quitando dogmas y agarrando otros, como primate por la selva, voy de liana en liana soltando uno y tratando de convencerme que el otro es mejor. Al menos el simio sabe que es su recorrido, yo lo dudo todo el tiempo.
Doy la espalda a la ciudad, sé de su belleza pero hoy la detesto. Prefiero el gigante escondido, las nubes y yo tan cómoda, soy tan jodidamente cómoda. Me quejo de lo que no tengo, me revienta lo que tengo, o será simplemente que yo desde hace rato ya quiero otra cosa. No se decir bien a bien que es, solo sé que es otra cosa, y me da miedo conocerla, me da miedo estar así porque sé que no habrá vuelta a atrás, si decido tomar ese velero no podré volver, solo recordar.
Me iré por el mar, porque es a lo que más miedo le tengo, a estar en medio de la nada, pero la tierra ya me ha dado tantas nauseas que las mareas y sus mareos no pueden ser peores.
Será quizá el inicio de la semana, será eso y nada más. Me digo frases al oído para convencerme, alguien tiene que hacerlo, mi lengua.
Hace unos años que la perforé y ahora lo oculto, no lo uso más, yo necesito esa perforación, no es solo un hueco, es el hueco que yo elegí, carajo si ya tenemos tantos en el alma, esa alma de la que ya te he contado si es que me importas, esa jodida alma de roquefort, por que carajos no labrar el mío.
Cada región es distinta, los adultos nacen de distintas maneras, uno cree que cuando se dilata suficiente el sexo de la madre es cuando llegas, pero no, llegas más de una vez a este mundo y te postras de distintas formas. Mi forma me repudia.
Una presa en contención, esperando, aguardando el momento para fugarse.
El disfraz de cada mañana, yo siempre he detestado el maquillaje, si, de acuerdo, tiene sus beneficios, resalta una que otra cosa, pero al final oculta, oculta el rostro, y lo peor no es que lo oculte a los demás, ellos ven lo que quieren con o sin el. Pero tú, en ese espejo, devastado cual payaso, con vestidos y pastas que no son tuyos.
Quizá sea el lunes. O quizá sea la lucidez. A veces me gustaría dejar de pensar como si escribiese, porque tengo que correr a la pluma, al aparato, tengo que correr a sostenerme, a parirme.
No quiero prender eso todavía, llegará el momento, lo sé. –Un sueño mayor- me digo y me repito- todo es por un sueño mayor-. Al menos tengo eso, no dejo de soñar, pero cuando despierto lo vivo en pesadilla, porque lo oculto, lo guardo entre mis papeles, junto a los suyos.
Siempre deseé un escritorio, y ahora lo detesto. Deseo aún, pero el mío, el que tendrá litros de café, el que guardará palabras al aire, el que cubrirá estos abortos nocturnos.
Recuerdo cuando era joven…brillaba como el sol.
No cito, soy eco.

domingo, 31 de agosto de 2008

La Jungla



Solo se necesita una pequeña valija, hagamos un recuento.
Par de botas. Listo.
Un vestidos. Listo. La mascada. Listo.
Hacer de tripas corazón. No tan listo.
Hace tiempo escuché en sus manos retorcidas los pasos huecos hacia la jungla. No había nada, se sabía distante de si, volteaba a verse y no se reconocía, mujer a medias, mujer sin eco.
Y ahora veo los tuyos, unos ojos casi cristalinos, me pareces una muñeca cómo con las que jugaba en la casa de los sueños. Esas muñecas inmóviles, rígidas, que no eran para jugar, eran para adornar.
Se me van las palabras, las miradas, no sé que decir, no sé ni como callar.
Su cuello echado para un costado, las manos torcidas hasta la deformidad, los hombros sin fuerza, la mirada vacía. Y cuando tomó forma fue con una oleada de furia, furia en el llanto, gritaba con lágrimas, que me lleven, yo no quiero irme. No hay fuerza ni para eso.
De repente las veo a las dos, tú tras de ella, puedo escuchar los tambores a lo lejos, salen de entre los matorrales, más títeres sin cuerdas, todos caminando hacia la nada, esa nada que solo entre ustedes conocen. Y yo soy un espectador, no te mentiré, he pasado por ahí, pero los tambores jamás me alienaron como lo hacen con ellos, como quizá lo hacen contigo; yo no tuve la fuerza para dejarme danzar. Tu baile macabro me congela la voz, soy un espectador sin lengua. Y tu danza es cada vez más fuerte, cada vez con menos gente, menos para mi, el mundo entero para ti.
El rostro es el mismo, la mirada no la encuentro.
Las torcidas manos te están jalando, y aquí viene el escalofrío, no puedo moverme, no puedo salir de mi escondite, si lo hago entonces si desaparecerás para siempre y no podré ni siquiera ser testigo de tu mutación. No sé que sería peor, gritar para que me expulses, o quedarme cual infértil testigo de espasmos ajenos.
Mira tus brazos, son como raíces que devoran el asfalto, yo solo veo como se desmorona el asfalto, y trato de brincar entre los pedazos, para que no te des cuenta de que se ha fragmentado, para que veas que aun puedo caminar sobre el.
Equilibrista de tus silencios, iré despacio entre la cuerda de tus cristalinos ojos, sé que todavía sientes uno que otro paso. Brincaré fuerte para que te tiemblen los míos.
Esos jodidos tambores que no paran, los escuchas aún, lo sé, tus dedos ya comenzaron a mutar.

¿Aún me ves? Dime en secreto si lo prefieres, no le contaré a nadie, lo juro por tu Dios.

jueves, 28 de agosto de 2008

Merienda




La misma roca, el mismo Schiele, un solo frutero.
Todo y nada es igual ante nuestros ojos. Podría ahora mismo tomar tu rugosa mano y postrarte frente a La Gioconda.
En este mismo instante cubrir con mis manos tu cansado rostro y destaparte como mi obra maestra frente a La Capilla Sixtina. Para ti es igual, con tal de que puedas contárselo a tus conocidos no tan conocidos. Aunque yo sé que si te pusiera ahí, frente a todos esos colores, con esas caras cayendo a tu nariz palpitaría hasta el mas aislado de tus poros.
Te creas frente a tus extraños, te peleas con ellos, un monólogo interminable habita en tu cabeza, desconfías hasta la médula. Y yo, con un poco de suerte puedo convencerte valiéndome de tu palabra sencilla y decirte: -Déjalo, tira todo ese dolor un ratito, vamos a tu tierra, enséñame tus caballos, tus escondites, quizá no existieron, pero tú les das más vida que tres corazones juntos-. Tu cabello es de hierba pura, tus manos huelen a maíz, tienes unas manos tan generosas. Te he buscado en todas las Sierras. Y la sierra está dibujada en tus labios.
Tus ojos se abren grandotes como paletas. La lluvia se junta toda en tus pestañas. Tienes una manera de conmoverte que me paraliza. Hablas tu propia lengua, hay que verte con detenimiento para lograr escucharla. Tienes en tu palabra la grandeza de lo sencillo. El punto justo de lo ingrávido. Y aquí voy de nuevo con mis palabrotas que no te dicen nada, o quizá te digan todo, porque tú tomas la palabra y la traduces a tu lengua, esa que se habla con mirada.
Un monumento a la vida en tus brazos. Tus pies son pesadillas con movimiento, enredadas, agazapadas. Sé bien que ellos guardan la memoria de tus viejos caminos ¿Será por eso que los escondes, para que no cuenten tus pasos añejos?
Huele a chocolate, huele caliente, vienen tus manos, llévame contigo, vamos a la raíz de todas tus comisuras, déjame probar. Enseñame la palabra sencilla, cuéntame todas tus mentiras, dame las verdades disfrazadas.

Si, una conchita para el chocolatito.
Prometo quedarme bien quietecita.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Buenas costumbres


Pentagrama casi visible para la letra. Una desesperación por escribir. Y todo comienza así, al inicio uno cree escribir ¡Iluso! Si lo tomas con la seriedad que merece y osas entregarte a la palabra he de advertirte lo que ella hará contigo. Buscarás cual frenético animal algo, lo que sea. Tu propia piel si es necesario. Verlo, decírtelo. Necesitas que la idea se escurra y te lleve, es ella la que te da vida, la que te crea. Peligrosa es la letra. ¿Las has visto pintadas en tu pared? ¿Las reconoces?
Anoche me envolví en las suyas, dejé que me tomara como hoy espero te dejes tomar tu. Y temblé, el terror crispó mi piel. –No leas, déjalo ahí- lo cerraba y a los tres segundos me volvía a tomar.
Voy tachando mis letras, pentagrama visible sobre palabra sepultada. Hay momentos que siento como se fuga la locura en la punta de esta pluma, o quizá se manifieste. Me fugo yo, me presento entre letras, me soy con la dureza que se son los insectos.
Una vitrina para esconderme ¿Y si esto terminara? Si pasáramos al pabellón discreto, las nalgas al aire sobre todos los huecos. Animales repugnantes que disfrazan su pudor. ¡Oda a la vida! Revienta tus ropas y veme a la cara, tus ojos postrados en los ajenos. Estamos tomados de manos y hombros, los sexos no son mas que una insinuación.
Quita tu prenda y rompe la del vecino.
Carne y piel. Somos tan distintos que se nos juega a iguales. Sexos cubiertos de añejos pudores.
Veo esto: veo dos hombres y una mujer. Hablan, sonríen, se tocan. Ella insinúa su piel, ellos simulan no atención. Ahora los veo ahí, desnudos, seguramente no se acercarían tanto, o quizá se acercarían del todo, de todo lo que la piel permita.
Animales con palabras.

sábado, 23 de agosto de 2008

volcán



Un volcán. Dos arrebatos. Explosión.
No hay punto fijo en el que me dé cuenta y me meto los diez dedos a la boca, los juego todos.
Memoria selectiva, selecciono lo que quiero, lo que me conviene, como tu, como todos.
Prendo la televisión para no pensar, y al final sé que tengo que escuchar. Calmar el agua, templar la palabra.
Nadie me ha engañado, yo soy la que me invento historias, vieja maña que me he afianzado.
No más.
Si hubiese una venta de carne, no sé si me compraría. Tan contradictoria, tan volátil. No he puesto mi pie en el suelo, no aún, apenas si lo levanté de la última vez, no quiero, no quiero asegurar nada, ni lo inseguro.
Aún me duele la mandíbula, eso no está afuera, eso se siente. No sé que es lo que falta por decir, quizá aun no me lo susurro. Pronto lo haré o antes cae ella y entonces si nos fregamos, porque sin ella yo no hablo y sin mi ella no existe.
Otro sorbo de aire, llueve, como me gusta que llueva, si pudiera viviría ahí, en la lluvia, en los charcos.
Soy tierra húmeda, soy río voraz, caliente como la lava.
Me eres espejo, aún, no te has roto ni aunque yo quiera.
No quiero.
Pasión.
Guardo esa palabra, la veo en tus ojos, aunque tus ojos se busquen en otros.
No es eso lo que busco, encontré mi destazada valentía, me la devolviste. Ahora haz lo que te sea necesario, toma tus fantasmas, juega en una casa oscura y grande, aparecen y bailan a tu lado.
He aquí una serie de casualidades, todas amontonadas para poder descubrir mi piel joven en tu anciana cara. Tomamos lo que pudimos, comenzamos lamiendo, seguimos danzando. Nada ha sido modificado, soy tramposa, soy engañosa, soy una víbora escurridiza que se cuela en las historias para mutilarlas, para hacer de ellas a posteriori lo que convenga. Pero a ti no, a mi en ti menos.
Pelea como león por tu pasado, sigo desde la butaca aplaudiendo, mientras aplaudo pongo mi mano en la pierna izquierda de mi presente, la aprieto un poco, no para adueñármela, para que sepa que aquí sigo, a su lado, acariciándola, templando su paso. Voy entre gotas, entre tierra fértil de vientre ligero.
Fui frente a ti, cómo me he sido frente a la neblina.
Sigo nadando, el fondo del fondo del fondo no lo he buscado.


No lo es





La mañana me anunció lo que buscaría mas tarde. Lo real, los pelos bien quitados de la lengua. Comencé por lavarla, para saber si era cierto, para verla así, fuera y seca. Y justo en eso momento me devolví, salí dentro de mi boca y exploté el hueco.
Hay momentos en los que uno necesita dejar la metáfora, la palabra y tocar lo real, la entraña.
Porque solo la entraña muestra lo que existe, el vómito caliente de nuestra pesadez, de la mía carajo.
Así como todavía puedo saborearme lo que he devuelto al mundo, puedo saborearme también tu olor, la traigo aquí en la puntita de la nariz y mientras más la huelo más nausea me da.
Estoy haciendo eso que digo que no hay que hacer, y es que digo tantas estupideces a veces, que luego regresan y me abofetean.
Disfrutar lo que se vive, no pensar. Carajo yo siempre pienso, todo el tiempo estoy pensando y no por eso soy inconsecuente con mis palabras.
Así me tomo, con todas esas contradicciones entre las que nado, con Ra y Satanás, bailo entre sus piernas, me acuesto con los dos. Y me despierto sola, sola conmigo, hay veces en que preferiría una multitud en las sábanas para dejar de sentir mi piel y perderme en otras.
Hace tanto que lo dije… “no fuimos para estar, no somos para amar”. Me cito y me burlo, que idioteces puedo llegar a decir.
Y lo es porque puede ser para él, para el, o para ti. Para todos puede ser esto, para mí al final de cuentas.
La luz baja, estoy sentada en esta mesa verde, redonda, llena de cartas, sin ninguna ficha. Hace rato que te has levantado, y yo sigo aquí, viendo las cartas.
Pusimos la mesa, abriste tus cartas, yo mostré las mías.
Jugamos con las cartas expuestas, sin trucos, sin engaños.
De inicio sabía que tu mano era mejor que la mía y aún así aposté todo, o casi todo.
No te aposte nada.
Me aposté a mi y por mi iría al infierno y me traería de la mano mil veces.
Y lo que digo lo digo bien encabronada. Y no estoy encabronada contigo. Y no es necesario que te lo explique.
Estoy así conmigo, porque sé que lo que hago lo hago por mi, y que me reviento las entrañas con esta pesadez que cargo desde el día en que comencé a ver mis pasos, a sentirlos.
No puedo ya consolarme, he perdido la avidez de la autocompasión.
Y hoy la quiero, quiero tomarme fuerte entre mis brazos, besarme y decirme: “pobre, pobre de ti”. Y me doblo de risa, porque eso no soy yo, porque no puedo ni podré ser así jamás. Y si, aviento un “jamás” y lo hago porque hoy me lo aviento a mí. Sentencias para el verdugo.
Y en automático se me revuelve el estómago y eso si que me encabrona. Porque no hay cosa que deteste más que vomitar, bueno quizá si.
Dos veces van que no soporto más y me vomito a mi, salgo dentro de mi boca y estoy expuesta, la vasca en su pura esencia. Yo.
Y no quito nada, no quito ni un segundo de lo que estuve, no quito ni una palabra que dije, todas las dije con su peso, todas las dije honestas. Y escuché de la misma manera.
He ahí el núcleo de toda esta jaqueca, que lo sigo sosteniendo, que iría de nuevo al fondo del fondo de lo que ya no sabes más.
En espejo nos tratamos, ¿que pasa cuando ese espejo se rompe, cuando cae al suelo?
He de buscar otro, quizá no tenga rostro, quizá sea blanco, grande, frío.
Y gritaré hasta que tiemble la tierra, gritaré hasta que me trague la lengua, escupiré todo, no tendré compasión, no comprenderé nada.
No es mío.
Lo mío lo mastico yo y para eso no te necesito.
Estira la cuerda hasta que se rompa. La prefiero en pedazos que jugando a ser una sola, queda disfrazada en deidad.

Por favor, no trates de entender esto, solo hazme ese favor, porque esto no es para ti, ni para el, ni para ella, ni para nadie. Nunca lo ha sido. Si quieres, tómalo, aduéñatelo, son palabras y ya.

Esta mandíbula con memoria, esta quijada que grita es la que me lleva aquí. No puedo negarme, no puedo ocultarme y si lo intento aparezco como un cadáver recostado en la espalda.
Esta acidez en la traquea no creo que la quieras, esta quijada trabada no imagino que la puedas soportar. Así que deja de lado tus comprensiones y vuélvete a mi lado grita junto a mi, si quieres tragamos nuestras entrañas, dudo que sepamos a lo mismo.
Lloverán gargantas.





martes, 19 de agosto de 2008

Tiempo


....Acabo de descubrir como escribir para atrás, es difícil de explicar, solo sé que escribo para atrás.
Al fin tengo el poder del virtuoso tiempo, ese traidor, ese maldito traidor.
¿Quién traiciona? El que conoce.
Tan omnipresente he de sentirme que ahora el tiempo me conoce a mi.
¿Qué puede conocer ese de mí?
Si ni el se conoce, ni el se sabe.
Se pierde entre espacios y velocidades.
Ha sido jugado por todos, ha sido nombrado por los mudos.

¡GRITA EUNUCO!, ¡GRITA!
Burlesco espacio, ¿sabías que eres eso? Un castrado.

Existes a pesar de mi y yo existo justo en ti.
Pues ¡muérete!
Tu vida está en mi existencia, en mi no conciencia.
Y resulta que lo curas todo, ¡Qué prepotente y pedante eres!
Mudo contemplador de torturas, verdugo de silencios.
Y ahora resulta que tu alivias lo que escondes.
Tienes tantos dichos, tantas canciones, y todavía, yo.
Yo, imberbe intento de escritora, te dedico mis esbozos.
Te los GRITO.
Pues, ¡cúrame entonces! Estoy esperando, no me hagas perderte.
Anda, soberano emperador ¡Alíviame!
Tu lo curas ¿no es así?
Tu lo curas todo.
Lo cura . Cúralo
Tu Locura es todo.
Mi cordura .Te la llevaste.
Y ahora me dejas aquí, expeliendo toda esta rabia.

¿Querías curar, tiempo?
Pues toma esta enajenación, arrebata este delirio
¿Te gusta? Suculento ¿No?
Disfrútalo, escudriña estos mutados instantes de cordura.
Ya no estaré.
Tu, si estás o no......
Que más da.

lunes, 18 de agosto de 2008




Busco en imágenes aparentemente aisladas la respuesta, escarbo en mi tierra, no encuentro la raíz, parece un mapa a medias, flechas entre cortadas.
La soga envuelve el cuello, la mano tira la soga, la mano es movimiento, el movimiento es la idea, la idea es mi ausencia.
Reconozco bajo la capucha al verdugo, es mi rostro, tiemblo, aprieto los labios e intento que me vea, para que no tire la cuerda, para que la piedad llegue a sus ojos enfurecidos de indiferencia. Me soy espantosamente indiferente. Igual me da un revolver, dos palmadas o una guillotina. El punto de todo es el sonido de mi cabeza rodando a mis pies.
Puedo verme con los ojos casi blancos de presencia, la colérica evidencia de lo irrefutable.
-Mi cabeza rodará por mis pies, mi sangra mojará mis dedos- Radiante imagen del cese, como el pasto por la mañana, templado, mojado, silencioso.

Un estirón y bastaría para terminar con todo esto. Para iniciar la fusión, para seducir el respiro. ¿Qué mejor manera de hacerlo que apartarlo?
Volteo hacia un lado, ahí están mis ojos, rojos de violenta desesperación. No me veo, soy otra, no me reconozco, quiero tirar la cuerda, quiero que ruede la cabeza, hacha, pluma, no importa ya.