martes, 29 de julio de 2008

Danzón

Casual. Causal. Coincidencia. Coherencia. Todas ellas en mayúscula para que sean una.

Hoy fui al infierno y volví con magma, lo unto por todo mi cuerpo, me acompaña en cada rincón; tuve miedo de tragar mi palabra, de verla venir e ir por el esófago.
Punzante, caliente.

Di un paso y me maree, el aire era pesado, denso, calaba mis huesos, de repente me tomaron de la mano, no sé bien como lo hizo, siendo él tan viejo, antes de no sé cuantos Cristos.
El cielo descargo las nubes y se embarro de mandarina, sentía mi vientre palpitar, poco a poco la miel brotaba, por un segundo la creí perdida. Tomé su mano, me fui lejos, sin fondo, sin hueco, solo me fui, bailamos. Por fin dejé invernar a los antiguos habitantes.

Ladrillos con guayaba, desayunemos juntos, tu eres yo, yo soy tu.
No te cito, soy tu eco.

Gracias por la sal, gracias por la furiosa canela.

domingo, 27 de julio de 2008

círculo

Todavía guardo mis secretos, unos cuantos que ni yo los sé, los descubro en el momento, son tan ocultos que ellos me encuentran a mi.
Y me da gusto que así sea, me es nefasto pensar que sé todo de mi, o que puede predecir mis actos, algunos si, otros muchos no.

Iba sola, fue extraño, a pesar de nunca haber estado ahí sentía que lo conocía al dedillo, en parte porque ella me lo relato entre sueños cientos de veces y por otro lado ya desde hace varios años era una fantasía intermitente.
No recuerdo bien si fue antes o después de la puerta del Sol, creo que antes, fue ahí que pude ver, desde lejos lo que tanto había soñado, al fin presente, silencioso, y en eso un acelere…se fue, rumorando que se escondería, pero yo bien sé que tengo cerebro de pichón, con una brújula que no me traiciona, que de una u otra manera me lleva a dónde quiero llegar.
Y así fue, recorrí lo que debe ser recorrido cuando no has estado ahí, desee bajarme en Atocha, no por la sangre, por la nostalgia; pensé en mucha gente, y luego no pensé nada.

La montaña de edificios parecía tragarse a la gente, pero yo me sentía mas fuerte que ellos, caminaba a prisa como ellos, suelo tener el paso acelerado, cuando no quiero llegar de verdad a ningún lado.
Corrí a la habitación dónde me hablaban las paredes, dónde se caían las maletas, me refresqué un poco y salí con el corazón a punto de brincar por los ojos, caminé de prisa y luego caí en cuenta de que a este lugar si quería de verdad llegar y bajé mis pasos, calmé mis manos y comencé a disfrutar cada paso, cada gesto, cada choque.

Estaba a unas cuadras, yo lo sabía, ya había pasado por ahí antes, pero no la encontraba, era como si corriera de mi, como si estuviera jugando con mi emoción, y yo pensaba – no, no preguntaré, este encuentro tiene que ser mío, solo mío- y entonces apareció, entre arcos y gente, se abría para mi, y yo me cerraba para el mundo, solo nosotros, apartados de todo.

Tun tun tun pap pap tuc tuc, el sonido que gustes para eso que enfría el pecho y acelera el corazón, entré poco a poco – tun tun tun- .
¡Al fin estoy aquí!, doy tres vueltas y me siento, -mi doble cortado por favor-.

La veo, al inicio no la creo, y la sorpresa se va enfriando a la par de mi café, juntos se transmutan en otra cosa, no peor, no mejor, simple y sencillamente otra cosa, la sorpresa fría es deliciosa al paladar.
Cierro los ojos para no estallar, comienzo a escribir para no llorar, al final lo hago, pero todo es felicidad.

No esperaba a nadie, fueron mis 6: 45 de la tarde.

martes, 8 de julio de 2008

12:07

Cadencia en las palabras.
Eso es, palabra, para mi pura, para el otro no sé.
Y el problema mi estimado cómplice, es, que como bien sabes, las palabras me matan, me llevan, me jalan, me engañan.
Y yo las engaño a ellas, y así nos destazamos las unas a la otra.
El cuerpo me pesa, lo quisiera enredar en las letras y moldearlo a contratiempo.

Lo atrayente es la idea, mi idea de lo que no eres, tu idea de lo que puedo ser.
El lienzo perfecto para la fantasía, me dejas pintarte y tu me arrancas el óleo.

Doble cortado. Tokio. Pan tostado.

sábado, 5 de julio de 2008

Cerati

Hoy es un sábado anormal, y lo es porque estoy en casa, sin haberme desvelado en alguna fiesta, digo, la cosa no es como que yo me la pase de fiesta en fiesta, pero este es en particular un sábado anormal y especial, o más bien espacial.
No me duele el cuello de bailar (y es que yo bailo más con la cabeza que con otra parte de mi cuerpo).
Muchas cosas han pasado, tanto en mi como a mi alrededor, son de esas rachas cuando todo parece revolucionar, es extraño pero hermoso.
Yo tenía pensado, como buena previsora, el mes que comienza, lo tenía planeado de manera amplia, pero al final de cuentas era mi plan.
Eso es lo que me parece tan curioso y que quiero contar, esas cosas que Cerati dice.
Y me cae como un balde de agua fría, dejar de planear, dejarme llevar, y cuando digo llevar lo hago de un modo literal.
Me llevan, me voy.
Ah! Cerati, cómo me gusta, “siempre es hoy… quiero hacer cosas imposiles”, algunas canciones, en ciertos momentos son como himnos de guerra, pero no de guerra sucia, fea, cochina, o quizá no es la palabra, más bien himnos de lucha.
…come de mi come de mi carne…poder decir adiós es crecer…mi parte insegura…
Gustavo mi amigo.
Quiero mis piernas fuertes, mis ojos bien abiertos y el corazón en la garganta.
Hay mucha lluvia, es tiempo de brincar charcos.

Total, tomo medicina y hasta luego.

No soy


¿Cuantas veces has podido mentir en su cara?
Haciendo lo que tantas veces deseaste y ahora aborreces.

Mordiendo dos corazones, el tuyo y el de el.
Solo que a ti te duelen los dos, el, nada sabe
.
No has parado de ver el horizonte, conmoviéndote, sirviéndolo a las aves, que se lo lleven, que lo devoren, que lo maten de una buena vez, que yo no podré.

Son dos espaldas las que sueño, son cuatro piernas en las que me enredo.

Tú no lo sabes, él tal vez.

¿Te das cuenta que ni aquí le puedo hablar a él?

Perdón, perdón por tanta traición. No quiero, he luchado por no hacerlo, pero me jala, sus ojos me jalan, no me dejes porque me traga.

Te acorralé, te aceché y ahora eres mi presa predilecta; no te pienso soltar, no sueñes ya con tu libertad, eres mío, y lo eres sin nada a cambio.

Tu nunca me podrás tener, no me pertenezco.


(escrito entre el 2004 y 2005)

viernes, 4 de julio de 2008

Alicia



Cierro un ojo y pienso en lo que el otro alcanza a ver. Mi nariz crece y me dice que ahí está, que me persigue, que si la observo puedo perderme en ella y nunca salir.

Me arde la garganta, siento los ojos cansados, ayudo a despedidas, cargo maletas y no, no son más las mías.
Es mucho mas sencillo empacar lo ajeno, guardar lo que no pertenece, lo que no duele, porque cuando el otro empaca, cuida cada cosa, cada botellita, cada libro; y cuando es uno el que le guarda el dolor… el dolor no sangra.

Esta casa es grande, colosal, más de lo que estoy acostumbrada, quizá sea tiempo de sentirme pequeña cuando no alcanzo el techo ni a brincos.
Como Alicia, “tómame”…y mis piernas destrozarán tus ventanas.
Y el conejo ha muerto, extrañamente ya no me fijo en las manecillas, hoy pasó lento.
Lento y ligero, no me importa más, no lo cuido, no lo aprehendo.
Ilusa yo, jamás podré.

-Pide un deseo mujer-
-Pido la arena de todo el mundo, para guardarla en la garganta y escupirla en tu cara cuando el tiempo sea mi gana-
-Mujer, ¿es eso todo lo que deseas?-
-Si, deseo eso y ya-
-Serán tus palabras el mayor verdugo-
-Pues entónalas, que han sido dichas-


Café para una sola persona, aunque seguro podría beberme el de sesenta.
Ahora vivo entre nubes y la lluvia la aviento yo, baja de mi para los otros, inunda la ciudad.

No sé dónde comienza la fantasía y termina lo real, yo estoy en la línea límite, a punto de desbordarme, pero me contengo, para no ser, para no estar, para no palpitar.

Entonces, desde mi barda se burla, me ve aquí, hablando, recitando escoria.
Cómo me gusta aventar mierda por la boca, así dicen que murió mi bisabuela, seguro fue terrible, pero a mi me gusta abrir la boca y recitar la mierda, para que te la tragues, para que la compres.

Y es así como las palabras tomarán su peso, no en mi boca, no en la arena, en tu ojo izquierdo, ahí tomarán el peso.
No tengo ni siquiera un apellido, la imagen y ya, me gusta, me gustas.
Me gusta que seas lejano, la voz, el rostro, los ojos, que no esconden nada, porque su brillo no les pertenece.
No sé detalles insignificantes, y así es como puedes significarme lo impensable.

Se ha enfriado mi café, así es justo como debe acabar.