Huelga.
Me opongo al quiebre de tus voces, al aliento de tus ojos. Resisto estoica el azote de tus miedos.
Detengo todo sonido que emane de tus silencios. Renuncio a la trémula carne de labios apaciguados.
Elevo el rostro y recibo airosa la ceguera del luminoso.
Reposo los secretos por debajo de la lengua.
Escribo sin tabaco. Desato lo que nunca fue lazo.
Me dejo por la paz. He tirado a matar.