viernes, 20 de julio de 2012
jueves, 5 de julio de 2012
Le contaba de mi amor como quien habla de cualquier cosa. Le leía cuentos de otro con las piernas sobre sus muslos y sus ojos en mis labios. Le leía en una falsa distracción -subrayaba con saliva las palabras que para él quería- como quien observa los mangos sobre la cabeza del otro. Compartíamos la hamaca, un café y una que otra culpa.
Tenía los ojos rojos, no era de furia, no era de sangre, no era dolor. Como el humo de su boca, así me fui yo.
Tenía los ojos rojos, no era de furia, no era de sangre, no era dolor. Como el humo de su boca, así me fui yo.
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