Llegó la uñita de octubre, ahí está colgadita para que tu con un poquito de ganas le des una mordidita, la canija se pasea coqueta entre las pupilas dilatadas, todos quieren tenerla todos la quieren de grillo.
Me agarra de las orejas y me dice que vamos a pasear, que no tenga prisa, llegaré temprano a casa, antes de que ella duerma. Y pues yo entrada en valor me agarro de su colita y que nos vamos a las cantinas, se pone su vestido mas elegante, sensual movimiento de colores, se ha disfrazado de mujer, llega con el, lo mece entre sus cuernos, lo duerme sin su cuartito, los calores se suben, él la quiere besar – no corazón, no se trata de eso, vamos a bailar- y el se para y baila con ella, apenas si puede verla, las pupilas se deforman entre humo y norteño.
El acordeón suena cada vez más fuerte y el la acerca más y más a sus caderas, ella toma su sombrero y se acerca a mi que fascinada la observo desde mi silla. Me toma del cabello y me lleva de nuevo por la ciudad, se ha quitado su disfraz de mujer y me ha fundido con ella, vamos como una sola por las ventanas, somos una gitana bailando entre cortinas, alumbramos los sudores ajenos y sus alientos queman a nuestra luz, se toman más fuerte, se rompen sin piedad.
El frío no cala los huesos cuando hay un par de rodillas chocando con las tuyas, los ruido de los coches se pierden entre los susurros de almohada, y ahí los vemos desde la ventana, apenas si nos notan, sus pieles se han mutado, son un monstruo de pequeñas muertes, la cortina se corrió, el la siguió.
Me agarra de las orejas y me dice que vamos a pasear, que no tenga prisa, llegaré temprano a casa, antes de que ella duerma. Y pues yo entrada en valor me agarro de su colita y que nos vamos a las cantinas, se pone su vestido mas elegante, sensual movimiento de colores, se ha disfrazado de mujer, llega con el, lo mece entre sus cuernos, lo duerme sin su cuartito, los calores se suben, él la quiere besar – no corazón, no se trata de eso, vamos a bailar- y el se para y baila con ella, apenas si puede verla, las pupilas se deforman entre humo y norteño.
El acordeón suena cada vez más fuerte y el la acerca más y más a sus caderas, ella toma su sombrero y se acerca a mi que fascinada la observo desde mi silla. Me toma del cabello y me lleva de nuevo por la ciudad, se ha quitado su disfraz de mujer y me ha fundido con ella, vamos como una sola por las ventanas, somos una gitana bailando entre cortinas, alumbramos los sudores ajenos y sus alientos queman a nuestra luz, se toman más fuerte, se rompen sin piedad.
El frío no cala los huesos cuando hay un par de rodillas chocando con las tuyas, los ruido de los coches se pierden entre los susurros de almohada, y ahí los vemos desde la ventana, apenas si nos notan, sus pieles se han mutado, son un monstruo de pequeñas muertes, la cortina se corrió, el la siguió.
1 comentario:
Octubre se esta escapando, tu paseo no ha terminado, no hay rastro de ti, tus textos se dejan extrañar. Mujer ocupada
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