sábado, 28 de marzo de 2009

confesiones

Un juego de luces inicia el ritual. Sabes bien como tomarme, sé bien que caricia te hace estallar.
Lo sabemos todo y a la vez no sabemos nada. Creemos tenernos de frente, no hay nada mas distante que tu piel sobre la mía. Es justo ahí donde el límite entorpece mis movimientos, porque no eres mío, no eres ese con el que hablo cuando guardo silencio.

Eres una bestia llena de sudores, y es entonces cuando quiero que saltes de mi cama y me dejes amarme en paz.

Nos escupimos entre besos un montón de promesas para creernos lo que no seremos nunca, lo que nos sostenga y nos haga sentir conocidos.

Porque somos masa blanda, amoldable, tenemos ya nuestros añejos recovecos. Y cuando siento tu sexo dentro del mío es como si Dios existiera y viviera justo ahí, en ese roce desenfrenado con el que me sientes tuya y yo me siento más mía que nunca.

Te gustan mis labios con mentiras, me gustan tus ojos casi-verdades.

Son cinco los centímetros en donde tu aliento me deja imaginar lo que yo quiera, y ahí eres perfecto, eres posible, eres todo lo que deseo y si no lo eres poco importa porque esos ahora cuatro centímetros me dejan llegar, regresar.