Los días son intransigentes, este mes ha sido una locura de inicio hasta hoy. Quiero mandar cartas a tus manos. Leías mis palabras en el periódico, alguien te las leía. Se fue mi voz, se fue con vos.
Trato de recordar la tuya, pienso en todos los aparatos que permiten congelar vidas. Al menos eso simulan. Poco me importa ya la estructura. No escribo para nadie, ni siquiera para mi. O quizá y me engañe y esto es todo para mi.
Una ventana abierta para todos, la posibilidad de que cualquiera urge en esta letra que está tan muerta como la voz.
No, mi letra vive y vive en vos.
Besé tu frente en el cajón, me desesperaba la idea de que te metieran en ese pedazo de tierra, luego me consolaba con tu resurreción, con esa que me enseñaste desde que decidí ser monja y renuncié por un televisor.
Escucho tu risa en mi silencio, escucho tu tos en mi tos. Te fuiste y dejaste tus achaques, y me fascina padecerlos, me siento cerca de ti, padeciendo-te.
Enfermo de tu ausencia. Enfermo de mi memoria borrosa. Enfermo de tristeza.
Me he enfermado de ti para sentirte viva.
1 comentario:
jarabe con pelos de jabalí para devolver a la lengua su mordida mordaz, dos probetes en la mañana con sumo de nanchi. recuerde no besar despues de esto, la gente detesta ese hedor despues de un beso.
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