Su mano se postra sobre mi cabello. El olor a hospital invade mi ropa, hoy me gusta este olor, estas sombras.
- Tu abuelita te hacía piojito ¿verdad?-
-Si, y luego con sus dedos hacía como que mataba uno en mi oreja-
-Se fue muy pronto tu abuela-
Mi mano cubre la suya.
-Si, pues- atino a decir.
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