viernes, 13 de agosto de 2010

Y nada. Quizá sea este insomnio que me cargo, o tal vez que cuando la naríz se enfría esque la mano se calienta.

Fácil es tomar lo que se ofrece como propio. No hay tal.

Que llegue el goce, que pare la fantasía.

¿Y qué pasa cuando uno olvida qué es eso que se llama fantasía?

Por ahora con tapar las ventanas. Que nadie entre.

El perro aguardó en la escalera. Tomó por sorpresa el baño, el fregadero su guarida.

Nada. Esta casa es mía.

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