-¿Mucho frío?-
Si, pero aquí hace calor, me respondí.
-Doble corado por favor-
-Llueve a cántaros- ella me decía que Tláloc ponía a los niños a darle de palazos a los cántaros, como piñatas. Y por eso llovía, porque había niños dando tremendos palazos.
Tierra mojada, árboles cantores, todo eso lo sabes y lo sé.
La piel no demora, grita.
Llueve mucho, me mojo poco. Mis pies ya son resistentes.
Hoy llovió dentro de mi, Tláloc y los niños jugaban a los cantaros en mi barriga.
Y así, templado fuiste meciéndote suave por mis manos.
Un toro viril nos llevó al austriaco. Tanta complicidad en el aire, cómplices de vida.
Ríe de la anciana, yo río de la duda.
Lo llevo, lo guardo. Ojos cansados.
¿Te traiciona el corazón? Respira, vamos juntos, déjame darte el último respiro. ¿Lo sientes?
5 comentarios:
la última vez que cuidabas su corazón.. bien lo dijiste.
un abrazo..,
y que decir..
que padre romper cantaros, me gusta mas que la explicacion de que diosito llora o nos orina. jaja
donde quedo la virgen de la cueva en todo esto.
ahi se quedó, en la cueva.
Hay como me gusta la lluvia! ^^
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