El arrebatado impulso de la tinta de nuevo me trae hasta aquí. Porque escribo como leo, y ella me lleva hasta la locura y de vuelta me trae. Es como si escuchase el tecleo de la máquina en mi hombro, y muevo los dedos ante un piano invisible para poder llegar a la letra, para apoderarme de la palabra. Quiero pinchar mi brazo, verter toda la tinta y que entonces al apretar mi mano las palabras aparezcan en todo mi cuerpo. Tinta y yo juntas, la letra en mi, seré con ella y cada que la necesite solo bastará con apretar un poco los dedos, con empuñar la mano y entonces la tendré para mi, siempre cautiva.
Y me soy con todas las contradicciones que encaro bajo la cobija. Porque el humo se vierte entre mis narices y me aferro al abrigo. Tengo frío, tengo todo el calor de la tierra entre mis piernas.
El café se mantiene caliente en la acaecida matriz que he venido a cargar. He de señalar todas y yo tengo la mía, una taza y una pluma me darían placer hasta el fin de los tiempos. De los tuyos al menos.
Y todas esas imágenes se postran ante mi, estoicas como lo son, y yo quiero tener únicamente el sonido, la tiza rasgando el papel.
Me creo esta ergástula de intimidad, para postrarme como un lienzo apenas dibujado, una fina silueta que esboza lo que se vendrá a pintar después. La zozobra carcome en la espera del pincel. Soy apenas un murmullo en el ruido de todas las ciudades, tendrá que ser la atención la que me cree. Desde hace días el sonido se me va, estoy ahí, en medio del alba y es como si de repente todos callasen y no tengo nada, no hay luz, no hay sonido, solo esta inocuidad del día por llegar.
No sé que prefiero, si la vista o sus ecos. No sé que es más mío que lo que he perdido.
Impía como me sé entro y me arrodillo. Juego al perdón, juego a la piedad, pero no toco nada, nadie puede tocarme ya, he perdido todo el miedo y eso me aterra.
Mis ideas lozanas se enredan, y sé que estoy diciendo todo excepto lo que quiero, y así será hasta que caiga por la grieta, hasta que me trague entera y entonces callaré.
Aún no es momento, aún tengo mucho que decir para no perderme, para encontrar lo que oneroso he guardado entre mis labios.
Deferencia ante la voz que se ha apaciguado por los mares. Me sé capaz de llenarte de todas estas nimiedades, de hacerte creer que son la hostia y que podrás recibir al hijo, al padre y a todos los incautos que tiraste por la ventana.
No soy más mentira que lo que rasgas en el espejo, no soy más verdad que las palabras para tu amada. Soy el excremento de los toros en el llano, soy la sangre de las mujeres que se escurre por los pasillos. Y ahora cantaremos juntos en lisonja a la vida, lo único que nos deja al borde de esta línea. Porque yo pienso entre renglones y ellos me toman de las piernas y brazos, me hacen el amor como si fuésemos nuevos, y no. No lo somos.
2 comentarios:
Esto es de las pocas cosas que realmente disfruto hacer...realmente un sentimiento de haber llegado al punto exacto con lo que acabo de leer--->:|. O lo que necesitaba leer. ¿Punto exacto de que?
un punto.
otro más ( . )
Ahorá ire a tus letras...gracias por eso.
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