martes, 30 de diciembre de 2008

Sur quiero y Sur será.


Un otoño, he perdido la cuenta de todos. Recuerdo las hojas en mis pies, y mis pies con prisa, las manecillas se escurrían por mi muñeca, sabía que era momento, ¿de qué?
Aún no lo sé.
Pasó y poco a poco dejé de usarlo, lo guardaba en el bolsillo y con trampas me veía por el.
Difícil engañarme, sé tapar todos los soles con un solo meñique, pero el mío brilla justo en la nariz.
Y yo voy entre los camellones, y me muevo despacio por las enredaderas –“esta es la única frontera”- acaricio mi brazo y sé que ahí termina el mundo.
He de partir, el asfalto me ha cansado, demasiados boletos para ir a ningún lado, siempre en el camino, siempre viajando, foránea de todo, residente de lo etéreo.
No.
Pintaré los muros con mis colores, no serán más de ellos. Tendré por guarida un escalón sin recuerdos.
Suculento el perhaps y lo canto bajito para arrullarme.
Porque ahí nada duele, porque ahí nadie ha estado y los que fueron lo tumbaron.
Te llenaré de plantas, mis amantes enmarcados de frente al Sur. Mis amantes, mis abrazos, mis caderas, mi paso.
Unos dicen que será terrible, que el primer día será el peor.
No lo creo, no les creo, ya no puedo escucharlos.
La despedida no llegó, yo hace mucho que me fui.
Sé que mis cabellos huelen a Sur, desde el barranco lo encontré.
Este y todos los SURES que me pueda topar.
Doble cortado a mi salud.
No necesito más, las estoy amoldando.

1 comentario:

Firenze dijo...

por ese y todos los sures.
ya te estás yendo...