Con un movimiento en brusco desperté, la certeza de tu muerte se quedó en esa curva. No sabría si fue uno o veinte minutos, pero tuve la certeza de que habías muerto. Lo más extraño es que era un recuerdo, había olvidado tu muerte, ese segundo (s) recordé que te echaba de menos. Después llegó eso que llaman presentimiento, más bien un post/sentimiento . Quise saberte, de ti, de tus rumbos. No tenía miedo, otra cosa.
No sé qué pasa. No confío en lo que post miento. Quizá son mis ideas que se revuelven con recuerdos y visiones. Se ha abierto la ventana, el tiempo de orear el corazón, dejarlo al viento para que recupere su olor. Sin fantasmas. Estamos en la línea dibujados como dos sombras que se encienden y apagan sin darnos cuenta cual fue quién.
Cada invierno celebro tu vida. No tiene importancia si esto suena bien. Una paloma, una nube, el tren, lo que quieras enviar. Cascabeles y Nogales. Dilo, dime entre sueños que estás ahí, vivo.
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