jueves, 2 de septiembre de 2010

Entre otras cosas, respirar. Nunca te creí del todo. Y mal hubiera hecho si alguna vez hubiese creído entero lo que decías. Lo creí media hora, lo que durase la taza. Lo creí en la carretera, antes de las luces. Después llegó la sombra. Hoy el agua borra tus pasos. No sé ya qué creí cuando hablaba. Te gustaba pensar que yo era eso que encajaba con tus modos. Te encantaba creer que podía romperte. No. Aquí solo me rompí yo.

Y ya no hay más nostalgia en mis letras, si quieres verla adelante. No la hay. Lo que hay es una vieja costumbre. Como pararme en medio de la noche y tomar un poco de agua, no es la sed, no son las ganas. Son los pies que van directo al vaso, sin saber por qué lo toman.

Así te escribo hoy. Sin saber por qué. Sabiendo que no leerás. Porque mis letras son lengua muerta. Porque me es necesario a-sincerarme justo hoy. Hoy que intento recordar tu voz y no llega más que mi propia voz.

1 comentario:

Clav dijo...

necesariamente violento