De lo que importó -cuando tenía miedo-al tomar-me.
Hoy me cuesta reconocer a esa. La que me observa lacónica.
Desde que las letras se guardaron entre el ruido de lo no importante. Cada vez más tiempo, cada vez menos fuga.
Nada, no pasa nada.
Y si quiero, si así lo quiero aún soy capaz de meterme las manos por los ojos y saber que aquí, en ese lugar todavía fuí.
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