Ahí estás otra vez, apagas el despertador y estiras las sábanas como si el tiempo fuese en ellas. No, estás acostado sobre tu cama y el día grita desde la ventana. Tratas de escucharte y solo llegan palabras complicadas que no te dicen nada, ah pero eso si, suenan sencillas y te quiebras. Eres un costal de quejas, un burdo mazacote de hastíos cobardes. Reniegas de los otros, todo el tiempo te quejas de lo que hay, de lo que no hay, de lo que puede haber, ¡carajo! Me tienes cansado. Todo es dar vueltas y más vueltas, ¿por qué mejor no te agarras los cojoncitos de una buena vez y te sientas a mover tu vida?
Detesto tu arrogancia, tu jodida presencia, detesto cada uno de tus argumentos muertos en la lengua, no soporto tus delirios de grandeza, que te comes el mundo y no tienes el valor ni de cruzar la frontera. Porque vives en retén, por que te dedicas a las visas, las checas una y otra vez para detener, para impedir.
Y escucho como te late el corazón cada vez más fuerte, y veo como se dilatan tus pupilas con el camino, en el punto de fuga donde se explotan todos tus retornos. Sabes bien que perteneces a la rueda, que te vas en la posibilidad.
Seguridad.
Confianza.
Mañana.
Porvenir.
Seguro Social.
Pensión.
Una buena vejez.
Explícame de una buena vez para que chingados quieres todas esas cosas, no eres un viejo, no te dejas ni siquiera ser un joven, entonces ¿en que puta atemporalidad vives?
Y ahí vienes tú, arrastrándote entre tus ideales, te sirven en recuerdo.
No te atreves, no has saltado todavía, hazlo, corre y estréllate pero de una buena vez, apuéstate, desnúdate.
En tu sociedad enferma de palabras, enfermos de enfermedad, todo esta jodido, todo está mal, no, falso, no es cierto.
No todo está jodido, no todo está tan mal.
¿Por qué se ha muerto el amor? Llego la preocupación, todos pre- ocupados todos pre-viendo, todos pre-sintiendo. Todo es antes y al final no es nada, porque no llega, porque se queda congelado para los buenos tiempos, que ya llegarán y tu tendrás un buen sillón dónde descansar.