Solía ser un misterio. El violento diafragma anunciaba el disparo. No había nada que ver, todo se guardaba en una caja oscura, inasible. No tenías imagen hasta pasado el tiempo, un papel, quién sabe si te habían robado el alma, quien sabe si te la otorgaron.
Hoy aún es un arma, solo que no la había padecido. Sé que tiene un objetivo, dispara sin parar, no es mera casualidad que se le diga disparo. El sonido me envuelve, el espejo me seduce. Una caja de narcisismo en tus manos. Utilizas mi imagen, me envuelves con ella, me la ofreces como fruta fresca y yo la tomo con precaución. Sostienes el arma, tu dedo en el gatillo, el disparador, sonido, luz, me voy. He dejado de estar para ser papel, para ser color, para ser lo que tú inventas que soy. Entro en trance, dejo de verte y comienzo a escuchar, ese sonido que me hace desear otro más y destazar tu memoria.
-¿Puedo tomarte unas fotos?- O mejor será decir que tomas lo que quieres y yo desaparezco.
Asesino, creador.
Silencioso elixir el de la imagen, lo conoces, lo manejas, lo envuelves como natural y es que así se te da. En cuanto la tomas ya no distingo donde comienza tu mano y donde termina ella. Juntas une folie à deux.
Y estamos en rito, puedo ser un escarabajo que se mueve lento, trepo por tu cocina y las cucharas se caen. Soy el jerarca de tu crema de cacahuate. Mi cetro es tu desnuda mujer. Comienzo el baile bajo tu sol artificial. Cuando prometo algo lo cumplo, y sé que te cumpliré, porque mi palabra es peso, mi palabra es aceite denso por la sangre. Caliente inyección de opiáceo, así se escurre mi decir por tu barbilla.
Nos hablamos en reflejo, dos extraños postrados en el patio, y puedo acariciarlo ahí, solo en la imagen. Y tú puedes bailar conmigo ahí, dónde no lleguemos a tocarnos. Un cristal a medias para fundir el quizá. Nuestra piel, tan lejana ya, que nos postramos en tu lente. Ahí se inventan todos los posibles. Hoy soy niño a tu lado, brincamos entre tus pedazos de estrella, veo como los tragas, yo cierro los ojos para saltar y me voy, me voy lejos, hasta la torre ficticia. Tú bailas en el borde de la barda, no sé si quieres saltar, tu baile es indescifrable. No te has dado cuenta, yo también tengo un lente, lo guardo en el medio de los ojos, disparo sin cesar, no hago ruido, soy un tanto mas sigilosa que tu.
Y el niño con el que juego no es el hombre que recuerdo, y la niña que te muestro no es la mujer que escondo. Porque tu eres tanto más mujer que yo, porque yo guardo la virilidad del sexo en los ojos. Porque no hay figura, porque somos una masa en movimiento, porque esta noche te tengo en mi lente, porque esta noche te llevo indescifrable, porque soy un tanto más lejano y ahí te conservo inmutable.
Hoy aún es un arma, solo que no la había padecido. Sé que tiene un objetivo, dispara sin parar, no es mera casualidad que se le diga disparo. El sonido me envuelve, el espejo me seduce. Una caja de narcisismo en tus manos. Utilizas mi imagen, me envuelves con ella, me la ofreces como fruta fresca y yo la tomo con precaución. Sostienes el arma, tu dedo en el gatillo, el disparador, sonido, luz, me voy. He dejado de estar para ser papel, para ser color, para ser lo que tú inventas que soy. Entro en trance, dejo de verte y comienzo a escuchar, ese sonido que me hace desear otro más y destazar tu memoria.
-¿Puedo tomarte unas fotos?- O mejor será decir que tomas lo que quieres y yo desaparezco.
Asesino, creador.
Silencioso elixir el de la imagen, lo conoces, lo manejas, lo envuelves como natural y es que así se te da. En cuanto la tomas ya no distingo donde comienza tu mano y donde termina ella. Juntas une folie à deux.
Y estamos en rito, puedo ser un escarabajo que se mueve lento, trepo por tu cocina y las cucharas se caen. Soy el jerarca de tu crema de cacahuate. Mi cetro es tu desnuda mujer. Comienzo el baile bajo tu sol artificial. Cuando prometo algo lo cumplo, y sé que te cumpliré, porque mi palabra es peso, mi palabra es aceite denso por la sangre. Caliente inyección de opiáceo, así se escurre mi decir por tu barbilla.
Nos hablamos en reflejo, dos extraños postrados en el patio, y puedo acariciarlo ahí, solo en la imagen. Y tú puedes bailar conmigo ahí, dónde no lleguemos a tocarnos. Un cristal a medias para fundir el quizá. Nuestra piel, tan lejana ya, que nos postramos en tu lente. Ahí se inventan todos los posibles. Hoy soy niño a tu lado, brincamos entre tus pedazos de estrella, veo como los tragas, yo cierro los ojos para saltar y me voy, me voy lejos, hasta la torre ficticia. Tú bailas en el borde de la barda, no sé si quieres saltar, tu baile es indescifrable. No te has dado cuenta, yo también tengo un lente, lo guardo en el medio de los ojos, disparo sin cesar, no hago ruido, soy un tanto mas sigilosa que tu.
Y el niño con el que juego no es el hombre que recuerdo, y la niña que te muestro no es la mujer que escondo. Porque tu eres tanto más mujer que yo, porque yo guardo la virilidad del sexo en los ojos. Porque no hay figura, porque somos una masa en movimiento, porque esta noche te tengo en mi lente, porque esta noche te llevo indescifrable, porque soy un tanto más lejano y ahí te conservo inmutable.
2 comentarios:
Oye genial!, queria que me contestaras pero sinceramente no esperaba q lo hicieras, Gracias, me siento importante, jaja. Bueno pues si usted me lo permite seguire visitando su blog me laten bastante sus letras, aa y tu imagen de egon (segun yo de el) esta buenisima. En fin muchos saludos. Bani
¿Cómo no te iba a contestar? Para mi es un honor que alguien se tome el tiempo de leerme. Y por supuesto que si, gracias por tus letras también; me gustaría ver el tuyo pero no puedo, no sé si la tecnología y yo somos tan poco amigos.
Y si, si es Egon Schiele...maestro verdad?
Un abrazo
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